El Bayern supera el trámite goleando en Londres

Lewandowski celebra el empate que dio paso a la goleada

Lewandowski celebra el empate que dio paso a la goleada / sport

Jordi Blanco

El Bayern Múnich jugará por sexta temporada consecutiva, diez veces en los últimos once años, los cuartos de final de la Champions, después de concretar en el Emirates una clasificación que dejó prácticamente sentenciada con el 5-1 de la ida logrado en Múnich... Que repitió en Londres.

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Champions League

1
5
Alineaciones
Arsenal
Ospina, Bellerín, Mustafi, Koscielny, Nacho Monreal, Ramsey (Coquelin 72'), Xhaka, Oxlade, Walcott, Alexis (Lucas Pérez 73') y Giroud (Ozil 72').
Bayern Múnich
Neuer, Rafinha, Javi Martínez, Hummels, Alaba, Xabi Alonso, Vidal, Thiago (Renato 79'), Ribéry (Kimmich 79'), Robben (Douglas Costa 71') y Lewandowski.

Pensar en la remontada se adivinaba ya de entrada una quimera, pero visto el partido, los primeros 54 minutos, el Arsenal pudo soñar con, al menos, poner el miedo en el cuerpo al equipo de Ancelotti, que al final se clasificó con una goleada tan escandalosa como cruel.

Después de un comienzo dubitativo, al Arsenal le enchufaron entre Oxlade-Chamberlain y Walcott, para catapultarse en ataque y dar el golpe por el que suspiraba Wenger a los veinte minutos, con un zambombazo, sin ángulo pero con fe, de Walcott que encendió la ilusión. Duró un buen rato. Pero no alcanzó a más.

Todo se acabó en ese minuto 54, cuando una carga de Koscielny Lewandowski la convirtió en penalti el griego Anastasios Sidiropoulos, que no se conformó con ello y expulsó al defensa francés. El polaco transformó el 1-1 y la mínima ilusión de los gunners se apagó entre lamentos de indignación...

El Arsenal pasó de soñar... a ser aplastado en una auténtica pesadilla

Y es que a la media hora del primer tiempo, con el 1-0un rodillazo de Xabi Alonso a Walcott sí pareció mucho más penalti y acabó por convertirse en el principio del fin para un Arsenal envalentonado y que cayó en la depresión a partir del empate.

Con un jugador menos y un resultado imposible al que hacer frente, el Arsenal se conformó con plantar cara, pero acabó rendido a la realidad, cuando a los 68 minutos Robben anotó el 1-2. Ya estaba todo sentenciado, de la peor manera, y aún fue a peor, con el equipo inglés deprimido, sin orden ni ilusión y el Bayern convirtiendo la recta final del partido en un festival.

Con el Emirates semivacío y los jugadores locales derrumbados, el choque se acabó con otra paliza que hace pensar en el final, probablemente, de la era Wenger en el club gunner.