SEXTO SENTIDO

Si las miradas matasen...

Zinedine Zidane no pudo revertir la irregular trayectoria de su equipo

Zinedine Zidane no pudo revertir la irregular trayectoria de su equipo / sport

Carme Barceló

...es probable que el bueno de Zidane estuviera más cerca del cielo que de la tierra. De hecho, próximo está. El club que le paga lo preside un ser superior, tal como lo describió Butragueño en su día. Del banquillo a la cúpula, pasando muchas veces por la casilla de salida, y así suma ya Florentino Pérez diez entrenadores. Muchas historias se repiten y también el devenir de un vestuario con líderes que se van haciendo mayores, con galones adquiridos y tics enquistados. El galo fue la última solución y libreta, callo y curriculum al margen, no fue mala opción. El técnico francés se convirtió en la salida airosa y galáctica a un Benítez que se perdió las clases de psicología, inmodestia y gestión de egos cuando las impartieron. El equipo pasó de un Rafa que le decía a Cristiano como tenía que lanzar las faltas a un Zizou que le daba palmaditas en la espalda y aseguraba en rueda de prensa, día sí y día también, que el portugués era lo mejor que le había pasado en la vida. Era lo que tocaba y fue listo.

No aceptar la realidad. Días de vino y rosas con la ‘undécima’, besitos y abracitos, y una temporada más sumando resultados y restándole fundamentos al enésimo proyecto de Florentino. Cristiano vivía su propia vida, sus propios triunfos y sus propios fantasmas, que también los tiene. El astro portugués creyó hasta hace muy poco que él tenía la sartén por el mango. Su feedback con Zidane parecía el correcto. Pero no es exactamente así y una sustitución, una mirada y tres o cuatro palabras malsonantes después los sitúan a todos en un nuevo plano. En Madrid les cuesta mucho reconocer que CR7 no está bien. Mucho. Es comprensible, por otra parte, cuando ha sido el líder al que se han aferrado en las duras y en las maduras y a quien nadie que ame este deporte le puede negar su extraordinaria aportación al mismo. Han tapado lo que se ha podido, al cabreo le llaman compromiso y cierran los ojos a una realidad que ha sido un valiente Zidane el que la ha dejado desnuda: el jugador no está bien y su entrenador le ha retratado sin pedirle antes que posara. Con la mirada puesta en los resultados, en el presente, en el futuro y en el ser superior -que con el pan no se juega y ha bendecido esta mesa- Zizou se ha quitado las gafas de sol. Y, a pesar del gol al Dortmund, la luz del astro ya no es la misma.