La que se avecina

ADA COLAU se estrenó en el palco con desahucio. Desalojaron a Piqué de un partido que nunca sabremos si hubiera podido pasar a la historia en forma de remontada. En La Catedral, el Barça perdió tres cuartas partes del mobiliario y Valverde pagó por fin la hipoteca tras tantos años sin títulos. Pero el árbitro decidió hacer inventario del pasado y le pasó factura a Gerard. El defensa lo va a pasar mal este año. Y el Barça con él.

Los arbitrajes han sido, son y van a ser muy duros, y Piqué representa el compendio de las fuerzas del mal en ciertos sectores. El triplete le va a costar al equipo azulgrana más sangre, sudor y lágrimas que la propia dificultad deportiva en conseguirlo. Empezar la nueva temporada con otro título en forma de Supercopa de Europa fue, para más de uno, peor que un embargo. Se veía más cerca la posibilidad de que el Barça repitiera el sextete conseguido con Guardiola. Tanto como ese Balón de Oro que puede -y debe- ganar Messi y el contrato indefinido de un tridente aplaudido en todo el mundo. Cuando Piqué se subió a la tarima de los perdedores en una celebración, y volvió a recordarlos en Tiflis, firmó un finiquito que se veía venir. Aquella premeditación que denunció en el pasado referida al mismo colegiado que le expulsó el lunes es directamente proporcional a la que sufre el propio jugador ante el Athletic. No solo empezó todo con Kevin Roldán. Con el triplete y la temporada en blanco del Madrid se inició un nuevo proceso de desgaste del edificio.

La grieta que se abre con la expulsión de un jugador que molesta dentro y fuera del campo se hace más grande. El coro de gracias lo completan los que celebraban que el Barça ‘solo’ ganara cuatro títulos y los que hace cuatro días cazaban leones rojiblancos y ayer los apadrinaban. No quiero pensar mal pero, si lo hago, acertaré. La que se avecina.