SEXTO SENTIDO

¿Por qué a Cesc?

Carme Barceló

NO HAY NADA más injusto que descargar la bilis que provoca un todo tan sólo sobre una parte. Si uno está de mal café, que reparta palos a discrección y siempre dentro de un orden. Y si el orden es que Cesc reciba el primero y más de dos veces, me parece un desafuero absoluto. De entrada, la “crida” vía Twiter y whatsapp de los más críticos en contra de la directiva, salió rana. El respetable se pronunció claramente a favor de Messi y dio la callada por respuesta en lo que a la Junta y a los ejecutivos se refiere. Llegó el cambio en el minuto 70 y le tocó al de Arenys.  

Era como si hubiera necesidad de señalar a alguien para no llevarse el pañuelo inmaculado a casa. Fue una sinrazón que Cesc se convirtiera el domingo en el blanco de los malos humores. Pitar a los tuyos es insano, lo mires por donde lo mires. Y la que recibió el jugador catalán fue contundente e inapelable. Cierto es que sus temporadas se miden, casi siempre, por una excelente primera mitad y un cierto bajón en la segunda pero ello no es razón ni causa para masacrarle como se hizo. Los hay peores. Y mejores, por supuesto. A Cesc le ha tocado siempre en el Barça bailar con la más fea. Menos de portero y de central, yo creo que ha jugado de todo. Y se ha sacrificado, callado y tragado muchas cosas pre y post guardiolismo. Mientras en Inglaterra vuelven a hablar de una generosísima oferta del Manchester United por él, sus compañeros intentan -y no consiguen- comprender la animadversión que despierta Cesc. Es la antítesis -me perdonarán el “momento remember”- de aquel Larsson que cada vez que pisaba el césped recibía una ovación de gala cual Montserrat Caballé del balompié. “Me parece un tipo majo”, es el comentario más técnico que obtuve sobre él. Qué pena que el fantástico cartel del que goza Cesc en Inglaterra no lo tenga en su país. En Catalunya. Habría que preguntarse si los técnicos que ha tenido en el Barça han sabido encontrarle su sitio. Habría que cuestionarse el porqué de ciertos rumores y del recurrente estribillo de lo que costó ficharle. ¿Por qué a él? Quizá algún nostálgico del pasado me lo pueda responder...