SEXTO SENTIDO

Mantéame otra vez

El próximo manteo, que lo habrá, volverá a hablar en clave de fútbol, de deporte y de deportistas

El próximo manteo, que lo habrá, volverá a hablar en clave de fútbol, de deporte y de deportistas / sport

Carme Barceló

Solo había que verle la cara. A él y sus colegas. Porque esto, en el fondo, es así. Compañeros, todos. Amigos, algunos. Los que se rompen las tibias y los peronés, los que se dicen de todo en el césped como rivales, se juran amor eterno con la selección de su país, se intercambian camisetas en el tunel de vestuarios después de haberse dejado algún recadito en el campo y se reencuentran en algún equipo años después en el que olvidan rencillas y se abrazan como hermanos. Sólo había que mirarlos cuando el tipo que les hace aún más grandes de lo que son batía el récord de Zarra. A mí me da lo mismo si tenían previsto el manteo uno o treinta días antes. A mí lo que me regala una radiografía del fútbol en su estado más puro es ver a todos aquellos jugadores que juntos suman títulos, récords y millones -sí, eso también y aquí lo escribo para que no me etiqueten después como una romántica demagoga- manteando a Messi, riendo y recordando sus gestas viendo el video-homenaje y pasándoselo teta viviendo el momento. No llegan a los 30 años. Algunos rozan sólo los 20. Viven su propia realidad, cada vez más mercadotécnica y menos futbolera, pero siguen siendo futbolistas con sus códigos, sus alegrías y sus penas. Cuando uno se parte el tobillo por tres sitios, se ponen la camiseta solidaria y cuando llegan a la taquilla, le mandan un whatsapp al grupo de cracks, se echan unas risas on line y le van a ver al hospital o a casa para contarle las cuatro anécdotas de uno o de otro. Cuando Messi y sus colegas miraban la película de la vida de Leo hasta llegar a Zarra sólo ellos sabían lo que la verdad esconde, lo que suponía levantar en el aire al líder en el césped, el mejor jugador del mundo que lo es también gracias a ellos. Y viceversa. Y tuvo un recuerdo para jugadores y técnicos que ya no están, para ese pequeño Thiago con el que hace la siesta muchas tardes y para su gente. Sobraban los cargos y los postureos. Estaban de más los presidentes de ayer que se creen que sin ellos no hubiera existido el mejor Barça de la historia y los que se incluyeron erróneamente en un video de futbolistas, de linimento, de parchís en los aviones y de secretos muy bien guardados. El próximo manteo, que lo habrá, volverá a hablar en clave de fútbol, de deporte y de deportistas. Y loará a uno de los artífices de esta locura balompédica la cual sin él -en este caso, sí- no tendría la calidad que hoy atesora. Mantéenle otra vez para que nos devore su fútbol-genio.