SEXTO SENTIDO

Los 'cuernitos' del Cholo

Simeone, dando instrucciones durante el partido

Simeone, dando instrucciones durante el partido / sport

CARME BARCELÓ

PLANTAR AJOS EN LA PORTERÍA. Saltar al campo con el pie izquierdo o con el derecho. Santiguarse con una u otra mano. Hincar las rodillas al suelo y rezar un minuto antes del partido. Acortarse las mangas y el cuerpo de la camiseta como Iker Casillas. Salir el último del túnel de vestuarios y a unos metros de sus compañeros como Messi. Esconder el balón con el que le has metido cuatro goles al Malmoe, como Cristiano, porque da mala fortuna enseñarlo. Los hay que no hablan con su esposa el día que compiten, como Arshavin. O cambian el ‘look’ capilar, como Gary Lineker y Fernando Torres. O los cultivados, como Gatusso, que leía unos párrafos de Dostoievski antes de jugar a la par que repetía un suéter con el que sudaba la misma vida. Los menos sofisticados optan por hacer cola en el descanso para ir al mismo urinario de Stamford Bridge porque les trae suerte, como contó en su día John Terry. O repiten calzoncillos y se los ponen al revés, como el rumano Mutu. O bien orinan en el centro del campo antes de una tanda de penaltis, como el portero Goycoechea. Fichar a la suerte para el equipo. Aliarse con el azar. El mundo de las supersticiones futbolísticas llegó el lunes a su cénit cuando el Cholo saltó al Allianz Arena la previa del partido y nos regaló una cábala doble: hizo ‘cuernitos’ -como dicen en su Argentina natal- con la mano derecha y se acomodó sus partes con la izquierda. Poco elegante, sí. Muy suyo, también. Si bien es cierto que Simeone es un excelente maestro de la provocación, muy clara no debió ver la eliminatoria cuando dobló el ritual y se apoyó en la liturgia. Lo mamó de sus admirados Bilardo y Basile, técnicos supersticiosos donde los haya, y a ello se agarra el técnico del Atleti para multiplicar la fortuna. Más allá del gesto a dos manos, del omnipresente traje negro que forma parte de su cábala y de jugar otro partido en las bandas, el Cholo repitió también propuesta futbolística y no fue mejor que el Bayern, ni mucho menos. Llamó a la puerta de la suerte y le abrió. Y aunque plantaron ajos en ambas porterías y la eliminatoria se midió en ellas, estos acabaron picando la moral y la final de Guardiola.