SEXTO SENTIDO

No llores por mí, Argentina

En el metro se pide que Leo Messi siga con Argentina

En el metro se pide que Leo Messi siga con Argentina / sport

CARME BARCELÓ

La niña sécandole las lágrimas al astro en el plasma. El niño llorando a moco tendido (literal), todo un hito en las redes sociales. Maradona poniéndose la capa de Supermán para salvar al pueblo argentino de la ausencia cuando le ha dado a Messi más palos que a una estera. Comunidades de plañideras sollozando a coro para evitar que el líder firme el finiquito. ¿Abandona o le han empujado a ello? Leo ha sido injustamente tratado como representante futbolístico de su Argentina. Y eso que no hay cosa que más ame en el mundo. Pero la verdad es tozuda y el mejor jugador del planeta ha sido juzgado con excesiva dureza en su país de origen, al que lleva cosido al alma y atado con nudos marineros. Messi siente que no le sienten como él. Más allá de ese último mensaje del jugador en plena Copa América, vapuleando a la AFA por un quítame allá unos aviones y unos retrasos, las crisis han marcado esta relación. Y ya no aguanta más. Personalmente creo que, en unos meses, se reconducirá la situación y Leo volverá con su gente para estar en el Mundial 2018. Descansará física y emocionalmente, revisará algunas relaciones, pondrá a más de uno en su sitio y, lo que es más importante, logrará que le pongan a él en el que le corresponde. Con todo lo que él ha llorado por Argentina, ahora resulta que allí inundan las calles de lágrimas por su adiós. Y es que a este hombre, persona antes que jugador, le duele su país. Son muchos años aguantando críticas indiscriminadas, palos de unos y otros, estrellas del fútbol argentino que se aprovechan de su nombre para hacerse unos platós y unas portadas y celosos que no soportan su éxito en el F.C.Barcelona y que cuestionan su compromiso vistiendo una camiseta que saben que también siente como suya. Ni los compañeros de viaje de la selección han sido los más adecuados para replicar su luz con la albiceleste de idéntica manera que el en Barça, ni ha sentido la misma complicidad y abrigo. Ahora lloran su ausencia cuando a él le han hecho llorar su presencia. Un valle de lágrimas cuando el mal ya está hecho y Messi se ha hartado de salir llorado de su propia casa para defender a su selección. Aquí tiene consuelo y, mientras tanto, que se tome su tiempo.