Sexto sentido

Crédito, amor y dudas

Luis Enrique Martínez durante un entrenamiento del Barça

Luis Enrique Martínez durante un entrenamiento del Barça / sport

CARME BARCELÓ

Esa sensación que te envuelve cuando amas mucho a alguien pero no te apasiona como antes. Ese brillo en los ojos que te siempre te provoca pero que ahora extiende una cortina de tul. Esas mariposas en el estómago que revolotean a pocos minutos de verle y cuando estás con él se hacen un poquito las locas. Esa mezcla inconfundible de amor, cariño y fidelidad que te une a ese alguien a quien quieres hasta los tuétanos pero que ahora no acaba de contagiarte, de motivarte o de levantarte de la silla para abrazarle impulsivamente.

Es tu número 1, sabes que es para siempre pero vives esa etapa en la que te invaden la desazón, el desconcierto, las preguntas y las dudas. Lo tiene casi todo y le sobra casi nada pero… Ese es el problema. El ‘pero’.

Y cuando ya han pasado unos meses, 22 alineaciones, partidos en los que no había manos suficientes para aplaudir y otros en los que las necesitabas para llevártelas a la cabeza, cubrirte los ojos y taparte la boca, me vienen a la mente estos conceptos: desconcierto, inanición y calidad.

El primero es compartido por el 90% de la parroquia blaugrana. Luis Enrique y el equipo desorientan. El segundo va de la mano con los números: se marca poco y tarde, a los cracks les acompaña la mala suerte en forma de palos y la buena en los últimos minutos de algún encuentro. El tercero es de una obviedad aplastante ya que el Barça cuenta en sus filas con el mejor tridente del mundo delante y una pléyade de figuras estelares en el resto del campo.

Mezclamos los tres conceptos y el cocktail resultante es este conjunto azulgrana de hoy, un equipo con ADN, con fundamentos de base en estilo e innegable recorrido por delante y por detrás. Pero desasosiega, descoloca y desconcierta mientras busca el equilibrio. Crédito, todo. Amor, indiscutible. Dudas, bastantes.