SEXTO SENTIDO

007: Vive... y deja vivir

Carme Barceló

Es imposible que la paz sea completa. Siempre hay algún imputado que lo enturbia todo. Unos se codean con la sangre azul y otros se hacen mala sangre intentando sangrar al de al lado.

Al volcánico momento que vive el páis, plagado de escándalos que salpica de todos los colores y les sacan a muchos los ídem, se une ahora la confirmación de la Fiscalía Superior de Catalunya sobre el espionaje al que sometió el FC Barcelona a sus empleados.

Por desgracia, esta película de detectives de método tiene dos trailers previos: el que sufrieron cuatro vicepresidentes de la era Laporta y otro del que fueron objeto personas no vinculadas al club entonces, como Sandro Rosell, así como periodistas, empresarios y personas non gratas al poder.

El actual presidente vivió en sus carnes como vigilaban sus pasos y los de su familia, enfrentándose incluso su esposa directamente a ellos. Tiempos convulsos aquellos en los que se vivió, por cierto, una moción de censura. El director general del Barça entonces, Joan Oliver, desvinculó a Laporta de la decisión de espíar a sus vicepresidentes y ayer señaló a Ferran Soriano como el dedo ejecutor del encargo de “controlar los correos internos de los empleados, directivos y ejecutivos con el fin de evitar fugas de información”.

Para el vulgo, espiar con todas las letras. Y para rematar, la factura en concepto de detectives parece ser que ascendió a dos millones de euros. Cuando en el club se ha logrado una estabilidad deportiva y exitosa como no se recuerda, los asuntos institucionales amargan el dulce momento. Los que dijeron que iban a dedicar los mejores años de su vida al Barça, se pegaron la vida padre y controlaron la de los demás perforándoles los mails, entre otras cosas. Lástima que al mejor fútbol del mundo no le dejen vivir tranquilo entre avales y aprendices de 007.