TEATRO DEL BUENO

Solo es un juego

Guardiola felicitó a Simeone nada más acabar el partido

Guardiola felicitó a Simeone nada más acabar el partido / sport

CARLES SANS

El martes pasado me senté frente al televisor con ganas de ver un buen partido, pero sin estar seguro de qué equipo quería que pasase a la final. Pues, influido por la empatía que siento por unos cuantos amigos del Atlético, con los que me une un poquito de antimadridismo, esperaba ver ganar a los colchoneros. Sin embargo, me tiraba el afecto que siento por Guardiola, con el que, seguramente, comparto otro tanto de antimadridismo. 

En los prolegómenos, en los que el comentarista de Antena 3 iba soltando frases tales como “La gloria se consigue luchando”  o “no dejes nunca de creer”, le preguntaron al ‘Mono’ Burgos si sentía miedo ante el partido, a lo que el segundo entrenador colchonero contestó que después de padecer un cáncer ya no sentía miedo por nada. Además tuvo la bondad, mirando a cámara, de dar ánimo a todos los espectadores que estuviesen pasando por el trance de esa enfermedad, recordándonos que aquello que dábamos por trascendente no era más que un juego frente a cosas que sí son de verdadera importancia. Magnífica respuesta que puso en evidencia lo relativo de las cosas.

Iniciado el encuentro, me entró la risa con los comentarios de Rafa Guerrero, ese exlínier cuyas aportaciones técnicas fueron de no creérselo. El gol del Atlético arrancó desde un ajustado fuera de juego, que el tal Rafa justificó diciendo que era muy difícil de ver y que sí, que era fuera de juego, pero por muy poquito. Luego, con el penalti, que debía haber sido falta fuera del área, dijo que también, que había sido fuera, pero que el movimiento de la pierna del defensor persistía hasta dentro del área, por lo que podría pitarse penalti. Qué bien me lo pasé.

Al día siguiente, el Real Madrid se colocaba en la final después de medirse contra un gato panza arriba. No entiendo a qué fueron los del Manchester a Madrid. Por cierto, que Txiki pida la devolución de los 75 millones que costó ese tal De Bruyne. Una ‘pepa’.