La satisfacción de ser culé

UNOS AMIGOS MUY CULÉS me manifiestan la preocupación por si la próxima temporada el equipo de Luis Enrique dejará de tener tal o cual jugador porque en estos días no paran de publicarse ofertas de locura por jugadores como Neymar, Busquets y otros. 

Es cierto que el mercado mundial se ha ampliado con la entrada de países que antes no disponían de capacidad compradora, como China, que paga millonadas por arrancar una Liga que no se parece en nada a la nuestra. También es verdad que la próxima temporada la Premier dispondrá, gracias a la nueva distribución de ingresos por televisión, de mucho dinero para fichar, y parece también que Pep Guardiola entrará en el Manchester City pidiendo el oro y el moro. Pero ya veremos. Los culés, de momento, y pase lo que pase, debemos sentirnos muy orgullosos de pertenecer a un club cuyos jugadores son codiciados por todos los demás.

De acuerdo que tener a los mejores no es excusa para relajarse; siempre habrá quien los tiente y quien los tentará. Pero no duden que si los jugadores se encuentran a gusto en el club ninguno querrá marcharse, y que un jugador se sienta feliz no es solo cuestión de dinero, también de cariño y de entidad, y ahora mismo hay muy pocos que proporcionen más cariño y mejor entidad que el Barça. Los jugadores saben que jugando aquí y con sus compañeros de equipo, las posibilidades de ganar trofeos son muchas; en cambio, en China son inexistentes. En Inglaterra, sí; pero, tal como decía Neymar hace unos días, en Barcelona se vive muy bien.

Otra cosa por la que deberían sentirse felices son los denodados e infructuosos esfuerzos que efectúa Florentino para que el Madrid se parezca un poco al Barça; entre que pretende encarecer la ampliación de Neymar manifestando su interés por su ficha, que vende el sueño de que Zidane es un nuevo Guardiola, modificando el estilo madridista con una mayor posesión de balón, ser culé ha de mantenernos la autoestima muy arriba.