La increíble historia del refugiado que revolucionó la Copa alemana

Ismail Atalan, el técnico revelación en Alemania

Ismail Atalan, el técnico revelación en Alemania / AFP

Juanma Romero (Augsburg)

Ismail Atalan, de origen kurdo, llegó como refugiado a Alemania a la edad de cinco años junto a su madre y sus cinco hermanos. Tan solo un año antes, perdió a su padre.

“Siempre estábamos con las maletas hechas”, recuerda Atalan sobre sus primeros días en Alemania, cuando la amenaza de una posible deportación era el pan de cada día para su familia.

Acabaron encontrando un hogar en Dülmen, entre Münster y la cuenca del Rühr, y allí prosperaron. “Mi madre es mi modelo a seguir. A través de la educación y el esfuerzo se puede lograr todo. Ese tiene que ser el axioma de los nuevos refugiados”, comentó Atalan en una entrevista para Frankfurter Allgemeine tras lograr la clasificación a cuartos de la Copa Alemana con el modestísimo Sportfreunde Lotte después de eliminar a Werder Bremen, Bayer Leverkusen y Múnich 1860.

Pero antes de sorprender al fútbol alemán como técnico del SF Lotte, el joven Ismail tuvo que pelear mucho para hacerse un hueco en los banquillos, ya que como jugador no reunía todas las cualidades necesarias.

“Me faltaba disciplina. No me lo tomaba muy en serio como futbolista”, admite el hoy entrenador de 36 años, quien en tan solo siete pasó de dirigir en la Kreisliga, la división más baja del fútbol amateur, a hacerlo en la 3. Liga, el primer escalón profesional.

Empezó siendo jugador-entrenador en el filial del Gievenbeck y siguió formándose. Viajó a Dortmund para ver entrenar al entonces equipo de Jürgen Klopp, uno de sus referentes, leyó libros, biografías de técnicos y jugadores y fue sacando licencias hasta alcanzar el primer nivel, todo mientras seguía trabajando como vendedor de seguros.

De Gievenbeck pasó a Davensberg, de allí a Beckum y en enero de 2015 firmó por el SF Lotte, equipo con el que ascendió la pasada temporada a 3. Liga y que el próximo 28 de febrero se medirá al Borussia Dortmund en los cuartos de final de la Copa Alemana.  

“El estadio estará lleno, los jugadores se enfrentarán a los mejores del mundo y yo me reuniré con algún colega que me dé algunos conceptos tácticos. Me encanta encontrar soluciones”, aclara un técnico del que dicen los que le conocen que es meticuloso, obsesivo con los detalles y un ganador nato, como demuestra cuando visualiza el partido ante los de Thomas Tuchel: “Si estamos organizados como equipo podemos compensar la diferencia de categoría. El fútbol no solo es una cuestión de calidad, sino también de mentalidad. Estoy convencido de que podemos ganar”.

Pero Ismail Atalan sigue teniendo los pies en el suelo. “Ahora solo pienso en nuestro próximo rival, el Holstein Kiel”, avisa sensatamente, y con razón, ya que su equipo está a tan solo cinco puntos del ascenso directo a Bundesliga 2 cuando todavía quedan 17 jornadas por disputarse.

Además, la Copa llegará justo en mitad de sus exámenes para profesor de fútbol, algo que se toma con filosofía: “Es mental y físicamente agotador, pero no me quejo. Espero poder decir una semana después del partido que tengo el certificado como instructor de fútbol”.

Lo que nadie le podrá quitar ya a Ismail Atalan es el logro obtenido con el equipo de una ciudad de apenas 14.000 habitantes. Y mucho menos la satisfacción del camino recorrido hasta aquí, que comenzó como refugiado y que ha terminado con el respeto de todo el fútbol alemán.