La vida de Tito Vilanova (Capítulo 1)

Tito Vilanova, un técnico precoz que innovó en el fútbol base

Tito llevaba en la sangre la pasión por entrenar y, nada más colgar las botas, empezó a aplicar sus conocimientos a la cantera blaugrana

Jordi Gil/Ivan San Antonio

El verano del 2001, el director técnico del fútbol base, Joaquim Rifé, planificó la confección de los distintos equipos con la colaboración del entonces entrenador del primer equipo, Carles Rexach. Una de sus decisiones fue dar la oportunidad a un futbolista de la casa, que apuraba su carrera profesional en la Gramenet. Tito Vilanova era el elegido, si bien no podía incorporarse de manera inmediata. La lesión de rodilla era la prioridad y, en diciembre, viendo que era imposible seguir practicando el fútbol de élite se decantó por los banquillos. Rifé lo esperaba y Tito ya se estaba preparando. El Cadete B fue el equipo designado. Albert Benaiges había iniciado al temporada con las cartas boca arriba. Rifé le dijo que su situación era interina y, a cambio, lo ofreció dos años más de contrato dentro del organigrama del fútbol base. A inicios del 2002 se ejecutó el cambio.

Benaiges recuerda como Tito, en diciembre del 2001, empezó a acudir con asiduidad a los entrenamientos y partidos del Cadete B para familizarse con el equipo. Su llegada fue silenciosa, sin afán de protagonismo ni querer echar por tierra el trabajo de su predecesor. “Fue muy respetuoso en todo momento. Mantuvimos una buena relación y, en enero, cuando se fue Pedraza y me puse al frente del Juvenil B, continuamos colaborando”, explica Benaiges desde Dubai donde comanda las categiorías inferiores del Al Wasl.

Vilanova estuvo, por tanto, realizando un `master¿ de un mes con Benaiges, aunque el técnico que descubrió a valores del nivel de Andrés Iniesta, quedó impactado del nivel del gerundense. “Yo no fui su maestro, al contrario, fue él quien me enseñaba cosas”, comenta el técnico, quien añade con buen humor que “a Pep sí que tuve que hacerle de profesor...con Tiro no fue necesario”.

La aportación de Vilanova al fútbol base fue inmediata, sobre todo, en una faceta que potenció en gran manera: la estrategia. Benaiges recuerda como “nos aportó jugadas nuevas que nunca habíamos practicado. Por ejemplo, me acuerdo que sacaba las faltas laterales en corto, doblándose los jugadores para centrar. Hizo muchas más y ayudó a que los chicos también aprendieran en esta faceta”.

Los alumnos, además, eran aventajados. Se trataba de la generación del 87 comandada por Messi, Cesc y Piqué. Fàbregas y Leo eran precisamente los principales ejecutores de las acciones a balón parado, algo que puede repetirse la próxima temporadas. Especialmente, el de Arenys era un espléndido lanzador de faltas y con Tito puede convertirse en el especialista que esta temporada no ha podido ser. Los galones, dejando de lado a Messi, han recaído en Xavi y Alves. El reparto de papeles puede ser distinto en el próximo ejercicio.

Entre las virtudes de Vilanova, Benaiges recalca “su frialdad y sangre fría para tomar decisiones. Está en todo momento muy tranquilo en el banquillo, piensa las cosas, es calculador y esto es fundamental en momentos de gran tensión como los que se puede encontrar en el transcurso de la temporada”. Otro factor clave a favor de Tito es que “domina como nadie el lenguaje del Barça. Llegó cuando se jugaba el 3-4-3 y conoce perfectamente cómo sacar rendimiento a estos jugadores. Ha obtenido la recompensa merecida a su trabajo”.

El Cadete B del Barça terminó la temporada de forma excepcional. Se disputaba el título con el Cadete A del Espanyol, con chicos un año mayores entre los que se encontraban Sergio Sánchez (Málaga) o Marc Torrejón (Racing de Santander). Tito consiguió que los chicos mantuvieran un alto nivel toda la temporada y no se creyeran muy superiores pese a ganar al Espanyol por 3-0 con goles de Cesc, Piqué y Blázquez.

Vilanova causó buena impresión en sus primeros cuatro meses en el banquillo y continuó la siguiente temporada con la generación del 88, cuyo nivel estaba alejado del de la histórica del 87. Marc Crosas (Santos Laguna) era su principal exponente, acompañdo por otros jugadores que también alcanzaron el Barça B como José Rueda (Xerez) o Toribio (Villarreal B). El equipo cosechó igualmente buenos resultados, pese a que era imposible llegar a la excelencia de la anterior quinta.

Tito estaba dejando huella con su trabajo, como refleja Álex García, el técnico que dirigía a los jóvenes un año mayores en el Cadete A y con el que mantenía un contacto fluido. García resalta de forma especial como “Tito sabía leer muy bien los partidos. Era muy riguroso en el trabajo diario, muy serio y con mucha capacidad para interpretar las circunstancias del juego”. La elección de Vilanova como recambio de Guardiola también es valorada muy positivamente por Álex García, quien destaca que “ahora se verá mucho más la labor que estaba efectuando en el cuerpo técnico. Estaba en un segundo plano, pero era fundamental”.