PRIMER ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE UN MITO DEL BARCELONISMO

Tito sigue entre nosotros

El entrenador del FC Barcelona que conquistó la mejor Liga de toda su historia nos dejó el viernes 25 de abril del año pasado

El barcelonismo y el mundo del fútbol arroparon a Tito en sus últimos momentos

El barcelonismo y el mundo del fútbol arroparon a Tito en sus últimos momentos / sport

Toni Frieros

Hoy hace un año que un maldito cáncer en la glándula parótida nos lo arrebató. A Montse, su esposa; a Carlota y Adrià, sus hijos; a sus padres Joaquim y María Rosa, a sus familiares, a sus amigos, al Barça, al fútbol... No le tocaba, no lo merecía. Nos estaba dando tanto y tenía todavía tanto que darnos...

El terrible mazazo, la noticia que nunca queríamos escuchar, llegó pasadas las seis. Se fue la tarde del viernes 25 de abril después de una larga y dolorosa lucha contra la enfermedad. Un maldito cáncer que le obligó a pasar por el quirófano y a vivir una larga temporada en Nueva York, cerca del hospital Memorial Sloan-Kettering, para recibir el tratamiento que necesitaba. Lo intentó con todas sus fuerzas y disfrutó de la intimidad y del respeto que pidió. 

Tito Vilanova nunca estuvo solo en ese duro camino. Su familia, sus amigos, y todo el barcelonismo, le acompañaron en cada paso que dio. Consciente de la gravedad de su enfermedad, Tito deslumbró por su entereza y positividad, puestas de manifiesto en la carta que envió a la opinión pública poco después del 19 de julio de 2013, cuando el entonces presidente Sandro Rosell anunció, prácticamente entre lágrimas, que el entrenador del Barça que había ganado la mejor Liga de todos los tiempos (2012-13), tenía que retirarse de los banquillos para librar una dura batalla contra el cáncer: “Gracias Barça, gracias a todos”, escribió Tito.

Amaba y quería al Barça como nadie. A pesar de la debilidad de su estado físico, siempre que pudo acudió al Camp Nou. El Estadi, en el clásico de la temporada con Martino en el banquillo, le regaló un hermoso mosaíco: “Força Tito”. Vilanova estuvo allí, viéndolo en su asiento, como un socio más.

Su muerte sumió en una profunda tristeza a todo el barcelonismo y al fútbol español e internacional, sin distinción de colores ni escudos. Más de 50.000 personas desfilaron por el Memorial que el FC Barcelona dispuso en la zona noble del estadio, siendo especialmente emotiva y entrañable la ceremonia religiosa que se ofició el lunes siguiente en la Catedral de Barcelona. Autoridades políticas, personajes deportivos, y cientos de personas en el exterior, dieronsu último adiós a Tito. Entre ellos, los seis últimos presidentes del FC Barcelona, juntos por primera vez. Impresionó, por ejemplo, ver llorar a Leo Messi.

Durante este año de ausencia física, han sido varios los actos de recuerdo a su memoria. El domingo 5 de octubre, se le entregó a título póstumo el premio 'Anxova d’Or' de L'Escala, localidad donde sus padres aún conservan una bodega y donde él había crecido. Su hija Carlota recibió el galardón.

Más reciente en el tiempo, el pasado 20 de febrero, el FC Barcelona inauguró el campo de entrenamiento Tito Vilanova en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí. En los discursos, su esposa Montse, ante todos los integrantes del primer equipo, recordó que a su marido “le encantaba estar aquí”.

Sí, Tito sigue aquí. Nunca se ha ido, porque nadie se va cuando es eternamente recordado. El tiempo pasa, su obra perdura.