"Siempre sueñas con llegar un día, pues imagínate si además es con tu hermano", dice Thiago

Thiago y Rafinha, de Barra da Tijuca al Camp Nou

Thiago y Rafinha coincidieron en el primer equipo en un 2011 para enmarcar. El sueño arrancó muchó antes en la playa de un barrio de Río de Janeiro

Dídac Peyret

¿Por qué todos los jugones sonríen igual? se preguntaba a menudo el genial Andrés Montes. Era su forma de referirse a esos tipos que poseen un magnetismo especial, que juegan sin corsés y sienten el fútbol como una fiesta. Puro atrevimiento. Thiago (Bari, 1991) y Rafa (São Paulo, 1993) son de esta estirpe. “La vida es corta, rompe reglas, perdona rápido, ama de verdad, ríe duro y nunca te arrepientas de algo que te hizo sonreír”, se puede leer en el twitter de Rafinha.

Ambos crecieron jugando con arena en los bolsillos en la playa de Barra da Tijuca. Cada verano volaban a Río y jugaban a futvoley hasta la hora del crepúsculo. Era la hora del recreo. Todo se basaba en la precisión en un terreno inestable. Control con el pecho, pase con el hombro, globo de cabeza¿ el balón no podía caer en una suerte de fútbol para equilibristas. “Era nuestro punto de referencia, ahí jugábamos todos a futvoley y coincidíamos con brasileños como Donato, que luego jugó para España. Thiago y Rafinha disfrutaban muchísimo”, recuerda Mazinho.

En Río se familiarizaron con la gente carioca y rápidamente se identificaron con su buena onda (el `alto astral¿, como se conoce en Brasil) y la irreverencia de los `boleiros¿ (los jugadores que se hacen por esas tierras). Más tarde, en La Masia, aprendieron a ordenar su talento y fantasearon con la idea de coincidir algún día en el primer equipo. El sueño se cumplió el pasado 6 de diciembre en el Camp Nou. Enfrente estaba el Bate y el escenario era el mejor de los posibles, la Liga de Campeones.

Se cerraba el círculo en el mejor año de sus vidas. Un 2011 para enmarcar. Una hora antes Thiago avisaba a su madre. “Me llamó y me dijo que Rafa estaba dentro. Fue una emoción enorme porque era lo que siempre habíamos querido. Una felicidad muy grande. Le envié un mensaje deseándole suerte a Rafa y diciéndole que le quería”, asegura en la ESPN. Valeria acudió al Camp Nou y sintió una alegría muy especial, pues en su día, con 19 años, renunció a su carrera como jugadora de voleibol para centrarse en la familia.

En el césped los hermanos Alcántara se alinearon uno al lado de otro durante el himno de la Champions con gesto serio. “El fútbol siempre ha estado presente en nuestras vidas. De pequeños, Rafinha se ponía de portero y yo era el que jugaba. Es algo que no imaginábamos pero que por fin hemos podido cumplir”, recalcó en Barça TV.

Mazinho tuvo que contentarse con ver el partido por televisión y lejos de la Ciudad Condal. “No sabíamos que iban a jugar juntos, así que el domingo me fui a Vigo para apoyar a mi hija, que juega a baloncesto en el Celta y tenía un partido”.

Su hija Thaisa, otra deportista más en la familia, tampoco se lo perdió: “Le encantaba la gimnasia pero se pasó al baloncesto porque estaban sus amigas. Es muy peleona y se vuelve loca viendo a sus hermanos”. Tras el encuentro (4-0 para el Barcelona), Thiago reflexionaba sobre lo vivido. “Llevo acompañando a Rafinha desde que nació y ya son 18 años. Uno sueña con jugar al fútbol, pues imagínate si además es con tu hermano. El fútbol siempre ha estado presente en nuestra relación más allá del afecto que nos tenemos. Es un sueño”.

Rafa alucinaba: “El Camp Nou impresiona de primeras pero luego te vas acostumbrando. Imagínate debutar en Champions, en este campo, con tu hermano ¡Es algo muy grande! Seguro que mi madre ha llorado y mi padre no habrá podido dormir de tanta felicidad, porque además mi hermana ha salido campeona de España de baloncesto con la selección gallega”.

El encuentro ante el Bate fue la culminación de un año para enmarcar de los Alcántara.

El caso más sonado ha sido el de Thiago, que se ha consolidado como un futbolista importante en la primera plantilla y ha dado un salto de madurez que no entraba en las previsiones. “Me siento más responsable, más maduro que hace un año. Los compañeros lo hacen muy fácil porque hay una familia, una piña”. Mazinho recalca su mentalidad: “Tuvo que superar todos los comentarios que se hicieron en verano. Fue una situación complicada. Se dijeron muchas cosas sobre su continuidad, pero el Barcelona nunca se planteó un traspaso. Luego disfrutó con la selección de España y trabajó más porque sabía muy bien lo que tenía por delante”.

Unos meses después Thiago suma más minutos que jugadores como Cesc, Iniesta o Keita. Algo impensable para un futbolista con el que Pep ha hecho un trabajo de orfebrería hasta moldearlo como un jugador total. De artista a futbolista, Thiago ha llegado a ocupar hasta siete posiciones en el campo. Su trabajo defensivo en el 3-4-3 ha sido encomiable. “Ha sido un año maravilloso para Thiago”, continúa Mazinho.

“No me sorprende su evolución. Es un jugador que tiene esa capacidad de trabajo tanto física como técnicamente. Thiago ha trabajado para encajar dentro de este Barcelona y está aprovechando la oportunidad. Ha superado los objetivos y está contentísimo con su situación en el equipo”. Al ex campeón del mundo con Brasil también se le cae la baba con Rafinha. “Con el juvenil lo ganó todo y ha comenzado muy fuerte en el filial a pesar de que el cambio ha sido brutal”.

El rendimiento de ambos no ha pasado desapercibido en Brasil (“Son dos chavales que está destacando y es normal que me pregunten”) y Rafinha no pierde la esperanza de ser convocado algún día con la canarinha. “Yo nací en Brasil y me siento brasileño”, asegura, a pesar de haber jugado algunos partidos en las inferiores de España. Su madre Valeria no tiene en buena consideración del trato de la Confederación Brasileña con Thiago. “Fueron muy ingratos con él, me alegro que escogiera jugar con España”.

Rafa es, según Mazinho, “el más bromista, el más juguetón;nunca sabes cuando habla en serio”. Así que a nadie debería extrañar que siga con atención a Balotelli, el más imprevisible y extravagante futbolista en la actualidad.

Eso sí, para su madre Valeria, Thiago siempre ha sido su referente. “Thiago nació con una pelota debajo del brazo. Se sentaba en casa y colocaba los zapatos como conos. Y claro Rafinha imitaba todo”. Es por eso, que a sus padres les cogió por sorpresa que Rafa se decidiera en sus inicios por la portería. “Era portero y jugador. Se lo pasaba muy bien de portero. Cuando yo iba a recoger el material él se interesaba más por el de portero. Luego en el partido jugaba media parte de jugador y media de meta”.

Mazinho tenía claro que más temprano que tarde tenía que alejarse de la portería y así fue. Más de una década más tarde, Rafinha ya sabe lo que es jugar en el primer equipo del Barça y algunos se preguntan si existe alguna competencia con Thiago. “Le he enseñado bien”, bromea Rafa ante las cámaras de Barça TV. Thiago sonríe y hace una mueca con cierto pudor: “A mí me toca ser más serio, soy el hermano mayor”.