El técnico quedó tocado meses atrás por la lluvia de críticas y no ha dado síntomas de venirse otra vez arriba

El Tata se irá y van a por Klopp

La decisión estaba tomada por ambas partes y quedó confirmada tras la debacle en Granada. El equipo requiere de un revulsivo

Jordi Gil

El Barça tendrá un nuevo entrenador la próxima temporada. Gerardo Martino firmó un contrato por dos campañas, pero la segunda de ellas no la cumplirá. Es la decisión que tiene tomada desde hace tiempo y a la que la junta directiva no se opondrá. El contrato se puede romper por una cláusula de escape, con cantidades de por medio, pero negociables y todo apunta a un acuerdo amistoso ya que ambas partes comparten el criterio. El Tata no se siente cómodo en el Barça y quiere irse, mientras que la junta directiva ha visto claro que el técnico no cumple con el perfil ideal para levantar a un equipo que requiere de nuevos estímulos para volver a aspirar a todos los títulos.

El pasado 17 de marzo ya avanzó Esport 3 que el argentino había comunicado a sus colaboradores más próximos que no continuaría. Una información que se unía a otros indicios que se habían percibido anteriormente. El vestuario había apreciado que el técnico había caído en el desánimo y no daba la sensación de tener energía para superar todas las presiones que significa entrenar al FC Barcelona

Muchas voces de la caseta consideran que el entrenador tenía que haber desconectado de los comentarios por parte de los medios y mantenerse al margen. Sin embargo, el Tata es un técnico que le gusta estar al día de todo y la vorágine mediática que rodea al Barça se lo ha llevado por delante. No ha sabido aislarse y relativizar para que el peso del entorno no le afectara.

La junta directiva está perfectamente al corriente de las noticias que salen del vestuario. Martino se marchará del Barça y se han reactivado las gestiones para la búsqueda de un técnico. SPORT ya avanzó en la edición del 26 de febrero que se había puesto en marcha el ‘casting de entrenadores’ por si finalmente las malas sensaciones que transmitía el Tata se ratificaban. Así ha ocurrido. El técnico no ha sabido reaccionar en las situaciones críticas de los partidos decisivos de la Champions y la Liga, por lo que su futuro estará lejos del Camp Nou.

El Barça valoraba distintas alternativas. Las continuistas en cuanto a una línea de juego apuntaban a Ernesto Valverde, Luis Enrique o Villas-Boas y las rupturistas señalaban a dos entrenadores con una metodología muy distinta como son Jürgen Klopp y Diego Simeone. En el seno de la directiva parece ahora imperar la idea de que el equipo requiere sobre todo de un motivador y la segunda vía sería la que más aceptación tendría.

En estos momentos, los últimos resultados de Klopp con el Burussia Dortmund y el talante que ha mostrado le dan ventaja sobre el Cholo. A la directiva le gustó la valentía con que encaró el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions ante el Real Madrid y la victoria contundente del sábado frente al Bayern en Múnich. Los resultados también avalan a Simeone, aunque en el caso de Klopp hay un plus que su figura no está erosionada ni vinculada a una forma en la que ganar está por encima de cualquier otra consideración, como pasa con el argentino.

Klopp tiene un talante agradable, pero su estilo tampoco se asemeja al que ha practicado el Barça en los últimos tiempos. De todos modos, desde la junta se considera que es un tipo inteligente como para sacar rédito a los jugadores de la plantilla y pensar un sistema de juego ideal para ellos. En todo caso, el alemán es un entrenador incoformista, que aprieta a los jugadores y es un valor que ahora se cotiza al alza.

La decisión final deberá tomarla Josep Maria Bartomeu ya que es la más trascendente a nivel deportivo de los últimos tiempos y puede marcar una trayectoria. Además, ratificaría su figura como mandatario y le daría autoridad tanto de puertas adentro como ante la opinión pública. Su experiencia como vicepresidente deportivo le ha permitido tener suficiente bagaje como para ser quien decida. El Barça ahora no puede dudar y el acierto en la elección del próximo entrenador debe tener el mínimo margen de error para iniciar otro ciclo exitoso.