Sorteo Champions League: ¡Queremos al Madrid!

Entre los logros de este Barça seguramente el más encomiable sea estar cambiando la mentalidad del culé. No es poca aspirar a repetir un triplete –nadie lo ha logrado en la historia del fútbol– pero resulta mucho más enrevesado acabar con tradiciones tan arraigadas como el fatalismo culé. 

Tampoco parecía sencillo aparcar su airada tendencia a la conspiración arbitral o apaciguar el temor al Madrid, un rival particularmente temido, incluso en épocas de opulencia azulgrana. 

Cruyff no tardó en reparar en el pesimismo azulgrana y darle argumentos para cambiar su mentalidad. “Antes de la final en Wembley había la mentalidad del miedo a perder otra final. Núñez decía ‘ostras, ostras ¿por qué jugamos otra final? ¿y si la perdemos? y yo contestaba: ‘Hostia, pues para ganarla”, recuerda el holandés. 

El influjo de Pep

También Guardiola contribuyó a mejorar la auotestima de un aficionado históricamente más marcado por las derrotas severas que por los logros de su pasado. En la figura de Pep se junta una obsesiva preocupación anticipatoria –muy arraigada en el culé– pero también la valentía y convicción propia del líder.  

Los éxitos recientes –y la inestabilidad de un Madrid  desconcertado (y desconcertante)– han logrado algo inédito:  el culé ha dejado de sufrir y un gran número de aficionados, incluso, ve con buenos ojos enfrentarse al Madrid en una eliminatoria de Champions. 

La sensación general es que tendría que ocurrir algo gordo para que, a doble partido, el conjunto de Zidane superara al Barcelona del tridente. Por primera vez en mucho tiempo, el culé estará atento al sorteo de la Champions League (a partir de las 12.00)  sin agonías, seguro de sus posibilidades, y tranquilo ante la posibilidad de que el Madrid se cruce en el camino para llegar a San Siro. 

Mejor ahora que en la final

El socio azulgrana prefiere encontrarse ahora con el eterno rival que en la final. La imprevisibilidad de un partido único en una final hace más recomendable un duelo ahora con el conjunto de Zidane.  

A pesar del potencial del Madrid y de su formidable talento ofensivo, el conjunto blanco ha perdido fiabilidad. Su fragilidad defensiva es vista por la hinchada azulgrana como un mundo de posibilidades para el tridente.

arte de lo cotidiano

Lo dijo Wenger: el tridente convierte lo normal en arte. Y el barcelonismo parece haberse relajado: más pendiente de ver que se inventan Messi, Neymar y Suárez que de precuparse por el rival. Con el tridente el culé ha encontrado una zona de confort. Todo lo contrario que el aficionado del Madrid, frustrado con el rendimiento demoledor de los tres delanteros –suma más de 100 goles– y sus formas (la complicidad que manejan augura más éxitos). 

Entre los hinchas del Madrid hay debate sobre la conveniencia de encontrarse ahora el Barcelona. Entre los culés se teme más la posibilidad de cruzarse con el Bayern.