El topo del Camp Nou

Sergio Busquets está llamado a ser el gran capitán del vestuario

Cuando Xavi ya no esté en el Barça, el hombre llamado a liderar al grupo será el enemigo número uno de la 'caverna'

En el vestuario blaugrana no tienen ninguna duda de quién ha de dar un paso adelante en la próxima década para liderar al grupo tanto fuera como dentro de los terrenos de juego. Su nombre es Sergio Busquets, el jugador que mejor lee los partidos dentro del campo y el que tiene un carácter más firme fuera de los terrenos de juego. Cuando Xavi Hernández -su mejor amigo en la plantilla- decida colgar las botas, el elegido para coger su relevo será el de Ciutat Badia. Está claro que antes que Sergio hay otros nombres propios en nómina como Andrés Iniesta o el propio Gerard Piqué, pero será Sergio Busquets quien 'gobierne' la nave.

A Sergio se le considera además el hombre apropiado para poner freno a la caverna mediática, que desgraciadamente seguirá lanzando todas las pullas habidas y por haber contra el club, en busca de diezmarlo al precio que sea. El centrocampista es considerado entre los miembros de la caverna como el enemigo número uno, por lo que está claro que nadie mejor que él para defender los intereses del club.

Y es que ahora mismo el mensaje que transmiten los capitanes se considera en algunas ocasiones demasiado 'light' por los ataques que están sufriendo día sí y día también -el último episodio fue el presunto pisotón de Sergio Busquets a Pepe-.

Con Puyol totalmente desactivado -está más preocupado por su rodilla derecha que por cualquier otra cosa- y con Valdés alejado del mundanal ruido por culpa de una grave lesión y de su anuncio que no renovará con el club blaugrana, Xavi Hernández se ha quedado prácticamente solo en su defensa por los intereses barcelonistas. El egarense es ahora mismo la víctima preferida de esos 'cavernarios', que por cierto serán los mismos que le aplaudirán las gracias y le babosearán cuando el jugador se vista de la Roja y salga a defender los colores de la selección en el Mundial de Brasil. Por lo visto, a veces solo es cuestión de colores...