Schuster desvela su famosa 'espantá' en la final de Sevilla

Bernd Schuster, en una imagen de la final de la Copa de Europa jugada en Sevilla en 1986 entre el FC Barcelona y el Steaua de Bucarest

Bernd Schuster, en una imagen de la final de la Copa de Europa jugada en Sevilla en 1986 entre el FC Barcelona y el Steaua de Bucarest / Ignasi Paredes

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El ex del FC Barcelona, Bernd Schuster, confesó al nuevo programa de TV3 Quan s'apaguen els llums (Cuando se apagan las luces), dirigido por Lluís Canut, lo que realmente sucedió en la final de Sevilla, disputada el miércoles 7 de mayo de 1986 en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla entre el Barça y el Steaua de Bucarest.

"En la final de Sevilla lo pasamos mal. El partido se quedó muy parado, duro, poco bonito. Pero teníamos que ganar como fuera, daba igual, de penalti, en el último minuto... pero no fue así. Después llegó el peor momento de mi carrera: el cambio. No me lo esperaba. Fue un momento en el que no sabía qué pensar", reconoce Schuster.

Así relató el alemán lo sucedido a partir del minuto 85, cuando dejó el campo y lo sustituyó Josep Mortalla: "A mitad de curso (1985-86) me había llegado una información en la que se me aseguraba que Terry Venables (entrenador del equipo) ya quería otro extranjero después de la ganar la Liga 1984-85. Pero el presidente dijo que no. Seguí".

Sin embago, recuerda, "cuando Terry me cambió en Sevilla, en la soledad del vestuario, pensé que él quería ganar la Copa de Europa sin Schuster para poder decir que había sido campeón sin mi. Me entró una gran decepción. Me duché, me vestí y me fui del estadio. Fue una decepción enorme. Tenía que salir de allí. Salí del estadio, en chándal y un neceser, y me metí en un taxi. Me llevó al hotel".

Vio los penaltis en la habitación del hotel

Schuster también tiene muy presente lo que pasó allí: "Vi los penaltis en la habitación. Estaba en silencio total. Estaba con mi mujer porque no le gustaba ir al estadio. Quería que ganara el Barça, claro. Yo tenía que haber tirado el primer penalti, o el último, hubiera dependido de la estrategia... Pero perdimos. Y eso que Urruti paró los dos primeros".

A partir de entonces el mundo se le cayó encima: "Tenía bastante ya con lo mío y sentí otra gran decepción tras la derrota. Experimenté una sensación muy rara. Sentí un gran vacío. Es difícil explicarlo. No fui a la cena del equipo, la verdad es que nadie me llamó. Al día siguiente regresé a Barcelona en avioneta. Y en el coche, ya camino de casa, sentí al presidente por la radio diciendo que Schuster ya no jugaría más con el Barcelona. Había que buscar un culpable. Fui yo, pero por irme del campo. En circunstancias normales hubiera sido del entrenador".

No quería irse

El alemán prosiguió y confesó que "ni un minuto pensé que tenía que irme. No quería irme. Era feliz. Pero esa respuesta no les gustó (a la directiva). Llegaron a decir que no estaba bien de la cabeza... Cosas desagradables. Llegamos a los juzgados. La siguiente temporada me quedé sin jugar. No me inscribieron. Entrenaba cada día pero el fin de semana me quedaba en casa".

La Juve lo quiso como sustituto de Platini

Y reconoció que "tuve una oferta de la Juventus en febrero, finalizaba la era Platini. Me reuní con ellos en Suiza, pero no me veía ahí, en el fútbol italiano. Me iba libre y me pusieron un cheque en blanco. Querían que fuera el sustituto de Platini. Pero decidí no ir. Entonces me llamó Beenhakker y me dijo que fuera al Madrid con él. Nos reunimos con Leo y Ramón Mendoza, el presidente ese momento, y llegamos a un acuerdo".