Rubi, el apasionado al que el fútbol le debe una

Rubi ha tomado las riendas del Sporting con el objetivo de salvarlo

Rubi ha tomado las riendas del Sporting con el objetivo de salvarlo / EFE

German Bona

German Bona

Rubi siempre ha tenido una visión apasionada y a la vez terrenal del fútbol. Le ‘obsesiona’, le roba muchas horas de estudio y análisis, pero nunca ha dejado que esa ‘obsesión’ le aparte de las cosas que realmente importan en la vida. Logró compaginarlo con la carrera de Empresariales y en las épocas que ha tenido que trabajar como administrativo en la empresa familiar, mayorista de viajes, ‘se arremangó’ sin problemas. “La vida no es solo fútbol, nunca dejé que me alejara de la universidad”, es su máxima.

Ya de pequeño se quedaba en el colegio dándole a un balón y así siguió cuando sus amigos empezaron a ir a las discotecas. Como futbolista, Rubi fue un buen mediapunta, o segundo delantero en esos momentos. Empezó y terminó en el Vilassar, el club de la localidad marinera donde se trasladó desde Barcelona a los seis años y un día en clase nació el apodo de ‘rubio’. “Con el tiempo, la ‘o’ se perdió  y ya ha sido imposible cambiarlo”, recuerda.

En Vilassar también fue donde empezó su carrera de entrenador. Aquel joven de 31 años empezó a revolucionar el ‘mundillo’ futbolístico con equipos muy ofensivos y con mucho trabajo detrás.

Donde más tiempo estuvo fue en el Espanyol. Subió al filial a Segunda B, pero nunca le llegó la oportunidad del primer equipo.

ESTUVO A PUNTO DE DEJARLO

De ahí, un difícil periplo por Ibiza y Benidorm que le hizo plantearse dejar el fútbol. El Girona acudió a su rescate, primero como analista y después como técnico, en una gran campaña donde el play-off le dejó a las puertas del ascenso. No continuó porque le llamó en 2013 el malogrado Tito Vilanova para el Barça. Se encargó de la estrategia y también hizo de conexión entre el cuerpo técnico y la plantilla, fue un buen consejero de Messi por petición expresa de Tito.

La temporada siguiente, la del ‘Tata’ pasó a un segundo plano y no se aferró a un contrato. Quería nuevas experiencias, pero el fútbol no le sonrió. Jugó el play-off, pero no ascendió al Valladolid y con el Levante no evitó un descenso cantado. Ahora busca ser la tabla de salvación del Sporting. El fútbol se lo debe.

EN GIJÓN YA SABEN DE SU PERSONALIDAD

Lo primero que hizo cuando llegó al Sporting, como en su día en Valladolid, fue entrevistarse con el entrenador saliente. Lo hizo con el ‘Pitu’ Abelardo y Rubi extrajo sus propias conclusiones. Cogió al equipo a cinco puntos de la salvación y ahora está a dos, los que le separan del Deportivo, pero sus inicios, una vez más, no están siendo fáciles. 

Si algo le sobra es personalidad. Cambió su ubicación en el banquillo de El Molinón y ocupó el tradicionalmente destinado al conjunto visitante. Y prohibió la entrada a toda persona ‘ajena’ al vestuario, entre ellos, al capellán del Sporting, Fernando Fueyo, que rezaba un ‘padrenuestro’ en los instantes previos a los partidos. Rubi va con todo por sus ideas.