Suárez y Messi sentencian la Liga por derribo

Pues no...Aún no lo habíamos visto todo de Messi

 La sutileza del argentino tuvo premio en un gol con el que dejó claro que esta Liga es del Barça / LALIGA

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Camp Nou oyó el nombre de Griezmann y volvió a verse tumbado en la playa con el corazón roto. Corría el mes de junio cuando recibió las calabazas del futbolista al que había cortejado. Y no molestó tanto su negativa a compartir una vida juntos como el hecho de hacerlo explicándoselo al mundo antes de hacerlo en privado. La lluvia de pitos duró más de noventa minutos. Griezmann no jugará en el Barça porque su afición ya no le quiere.

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LALIGA

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Alineaciones
FC BARCELONA
Ter Stegen, Sergi Roberto (Semedo, 84'), Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Busquets, Rakitic, Arhur (Malcom, 63'), Coutinho (Aleñá, 80'), Messi y Suárez.
ATLÉTICO
Oblak, Arias, Godín, Giménez, Filipe Luís (Morata, 57'), Arias (Correa, 33'), Saúl, Rodrigo (Juanfran, 88'), Thomas, Koke, Griezmann y Diego Costa.

La herida reabierta por su presencia en el Camp Nou caldeó el ambiente entre dos equipos que se retaron sin miedo, a tumba abierta, sobre el césped.  El Barça arrancó intenso, con una presión alta que sorprendió al Atlético, al que su experiencia en estas guerras le permitió sobreponerse con el paso de los minutos. De hecho, la primera llegada con cierto peligro fue de Diego Costa, con un cabezazo que salió alto.

La respuesta fue de Messi, cuyo contacto con el balón generaba una ansiedad evidente en los madrileños. Destruyó con un balón de fuego envuelto en seda toda la línea defensiva rival y dejó solo  a Jordi Alba ante Oblak. La figura del esloveno impone tanto que obligó a precisar demasiado al lateral. Tanto que el balón se estrelló en la madera. El meta colchonero sorprendió con una lentitud desesperante en cada servicio de puerta, como si el empate le sirviera de algo a su equipo. Todo muy extraño.

El Atlético, sin embargo, demostró en cada acción que quería ganar, saliendo a la contra y, en ciertos momentos, metiendo al Barça en su área. Más intención que peligro real, eso sí.

Coutinho, mezclando  clase con torpeza durante todo  el partido, como si se hubiera disfrazado de Dembélé, se plantó ante Oblak. Su disparo lo rechazó un brazo gigante del portero, salvando otra vez a su equipo.

Diego Costa, que había aparecido poco, lo hizo para perjudicar a su equipo viendo la roja directa por protestar con agresividad a Gil Manzano. Con diez, el plan de Simeone se hizo más crudo. Un cuarto de hora de resistencia para llegar al descanso. Resistir es, muchas veces, una victoria, aunque sea momentánea.

El descanso sirvió para que Siemeone reordenara las filas y diera a sus futbolistas que tuvieran paciencia, que Oblak, a su manera, tenía razón. Poco a poco y buena letra, que ya llegaría alguna. El Barça, valiente pero no temerario, se dispuso a hacer un rondo gigante en busca del mareo necesario en los colchoneros para llegar a Oblak. Lo probó Messi con un disparo tímido y lo intentó Rakitic también. 

Simeone, a falta de media hora, mostró ya todas sus cartas sin reserva: Filipe Luis por Morata o, lo que viene a ser lo mismo, la vida es para los valientes. Ganar o morir en el intento. Estuvo a puto de fallecer a los diecisiete minutos cuando Messi comandó una contra y se la puso a Suárez. El charrúa falló solo ante Oblak, a cada minuto más gigante. ¡Qué espectáculo!

Valverde movió también pieza: Malcom por Arthur. El extremo abrió el campo y el equipo lo agradeció. Messi tuvo más espacio por dentro, pero siempre encontraba la misma respuesta al otro lado: Oblak. El esloveno volvió a evitar el gol del '10'. Cuando el partido entró en el último cuarto de hora, Barça y Atlético ya se conocían todas las costuras y nadie estaba a dispuesto a ceder.

Giménez remató alto una falta lateral. El Atlético ya lo fiaba todo al 'cholismo', esa filosofía que no permite la rendición, esa política puñalera que te sorprende si bajas la guardia. A punto estuvo de hacerlo un par de veces cuando ya empuñaba el arma. El Barça, que lo ha sufrido otras veces, notaba el sudor frío cada vez que perdía el balón. Y, pese a ello, perserveraba porque el premio era demasiado gordo.

suárez descorcha el partido

¡Y qué coño, que a guerrero no hay nadie que gane a Suárez! ¡Uruguayo! ¡Uruguayo! ¡Uruguayo! El charrúa salió de entre las llamas para soltar la bomba que derrumbó la muralla humana que es Oblak. ¡Qué golazo desde fuera del área! Ahí se acabó el partido y, seguramente, LaLiga. 

Si quedaba alguna duda, Messi las despejó. Esta vez midió su disparo al milímetro. "Ahí no llegas", le dio a Oblak. Y no llegó. Colorín, colorado, esta Liga tiene dueño.