FINAL CHAMPIONS LEAGUE 2015/2016: REAL MADRID - ATLÉTICO
¿Y quién piensa en la pelota?
Que no sería un gran espectáculo de fútbol lo teníamos todos claro
Carles Fité
Atlético y Real no alardean de un gusto exquisito por el balón. De hecho, si pudiéramos entrevistar a la pelota estoy convencido que hablaría maravillas de cuando le ha tocado estar entre las botas de equipos como el Barça y el Bayern. Ya no es cómo la tratan, sino cómo la respetan. Y a todos nos gusta que nos respeten.
Hay gente que se escuda en que las finales están para ganarlas y que eso es lo único que cuenta. Pero el Barça, por ejemplo, ha demostrado en varias ocasiones que también se puede hacer un fútbol extraordinario en una final. Lo hizo en la del Mundial de Clubes contra el Santos o en Wembley ante el United. De hecho, ayer justamente se cumplieron 5 años de una de las segundas partes más espectaculares de la historia de la Champions, la de 2011.
Pero si nos dejamos de recuerdos y de tiempos que igual no viviremos nunca más, lo mínimo que se le puede pedir a una final es intensidad. A falta de fútbol, ritmo. Pero tampoco fue el caso. Y sorprende al cincuenta por ciento. Es decir, del Real Madrid tampoco se esperaba mucho. Lo vimos ante el City en semifinales. Sin mucho esfuerzo, sin apenas intensidad, se plantaron a la final de San Siro. Y como tienen calidad de sobras, sobre todo arriba, no necesitan mucho más. Pero el Atlético de Madrid, vive de ello. Sabedor de sus carencias, siempre llevan los partidos al físico. Pero esta vez salieron desorientados y cometiendo errores en defensa nada habituales en ellos.
Y cuando el Madrid se encontró el gol, nuevamente servicios mínimos. Como en la semifinal. Y mientras tanto nuestra protagonista, la pelota, sufriendo. Unos vestidos de blanco no la querían y otros de rojiblanco no sabían mucho qué hacer con ella. Pero resulta que este juego va de utilizarla, moverla, darle velocidad. Y en la final de la máxima competición europea nadie la tenía en cuenta. Es una lástima llegar a este punto, pero nadie dijo que esta competición sea justa. De cara al espectáculo no son los dos rivales ideales para ello. Y a pesar de todo han jugado dos finales en tres años.
Pero el fútbol es tan caprichoso que no sólo les hace jugar dos finales tan seguidas sino que encima las dos terminan en prórroga. Y la pobre pelota tiene que aguantarlos 30 minutos más.
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