INICIOS DE LUIS SUÁREZ EN NACIONAL

"¿Querés ganar? Poneme"

El diario 'Ovación' descubre los relatos de dos de las personas más influyentes en los inicios de Luis Suárez en Uruguay

Luis Suárez muestra la Bota de Oro junto a su esposa Sofía Balbi y Kenny Dalglish

Luis Suárez muestra la Bota de Oro junto a su esposa Sofía Balbi y Kenny Dalglish / sport

Edu Bachs

Una buena muestra de hasta qué punto el trabajo y el esfuerzo pueden determinar la carrera de un futbolista es Luis Suárez. Tal como relata el diario uruguayo ‘Ovación’ en su web, Daniel Enríquez, coordinador de juveniles de Nacional desde el año 2000, asegura que cuando Luis Suárez ingresó en la Séptima (categorías inferiores uruguayas), "no era una figura descollante, nadie se peleaba por él; era delgado, se veía que iba a ser alto, pero era endeble físicamente. Eso sí, era un buen oportunista para los goles, pero no le podías pedir potencia. Los jugadores explotan de Quinta, que es la bisagra, no la Séptima. Las figuras de Séptima y Sexta, llegan y no llegan”.

Otro de los testimonios que mejor pueden reflejar los inicios del delantero uruguayo es el de Alejandro Garay, técnico de la Séptima en 2001. “No destacaba especialmente, pero los goles distintos los hacía él". El entrenador también añade que “mis colaboradores más cercanos estaban convencidos que Luis iba a llegar. Yo tenía mis dudas por la contención familiar, más que nada: la mamá trabajaba de doméstica y él era medio autónomo, se mandaba él, estaba todo el día solo con sus hermanos; eso sí, siempre tenía presente a la mamá, y yo percibía que tenía como estampado en la piel eso de hacerse cargo de sus hermanos".

Como Enríquez recuerda "Luis era muy pícaro, el de las bandideadas en el ómnibus, el que hacía más chistes, el que tiraba los papeles, el que gritaba por la ventanilla para afuera…En Sexta empezó a jugar un poquito más y en Quinta, sí: ahí Luis hizo un ‘click’ en su físico, entre los 16 y 17 años pegó una estirón importante, ya no era tan endeble”.

Garay relata una anécdota de aquella Séptima que marca cómo era Suárez: "Llegó un partido definitorio contra Wanderers. No lo puse, lo dejé en el banco. Íbamos 0 a 0… 0 a 0… y él tenía hormigas en el traste, me tocaba y me decía en secreto: 'Pelado, poneme… pelado, poneme; ¿querés ganar? Poneme…', hasta que le digo: 'Bueno… te voy a poner, y si hacés un gol de chilena te pago un chivito gold de Tres Cruces'. Este animal entra, se apoya con Fornaroli a un costado, Fornaroli tira un centro y hace un gol de tijera. Vino corriendo hacia donde estaba yo y me señalaba, y los de afuera creerían que vino a gritarme el gol y putearme porque lo había dejado en el banco; pero él lo único que me decía era: ¡Me vas a pagar el chivito, me vas a pagar el chivito! ¡Y lo real es que nunca le pagué el chivito ni nada!”.

En 2005 Suárez subió a Primera División sin ser el máximo goleador de la historia en las juveniles de Nacional, sino el cuarto.