¿Qué fue de... Ludovic Giuly? Un 'mayordomo' de lujo

Giuly, con la camiseta del Monts d'Or, su último equipo

Giuly, con la camiseta del Monts d'Or, su último equipo / sport

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Cuando era jugador, se veía a sí mismo pidiendo consejo una y otra vez a su amigo Zachary: un viaje, una reserva en un restaurante o en un hotel, un curso de golf, una excursión en barco. ¿Cómo se hace todo eso cuando hay dinero para hacerlo pero uno no sabe qué teclas hay que tocar?

De esa reflexión y de su experiencia personal nació la nueva vida de Ludovic Giuly, jugador del Barça entre 2004 y 2007, ahora convertido en asesor para deportistas de elite en la empresa The Ultimate Player, que presta servicios de lujo a más de 450 deportistas -en activo y retirados- de toda Europa. 

Desde hace seis años, Giuly se dedica a mover todos los hilos necesarios para que a los deportistas de elite no les falte de nada: futbolistas, jugadores de rugby, tenistas, pilotos de Fórmula 1. “Atendemos unas 75 solicitudes cada día, con un equipo de gente dedicado 24 horas al día, siete días a la semana, a atender lo que nos pueda pedir el cliente”, explica el ex futbolista francés, que mañana estará en el Camp Nou en el equipo del Barça Legends que se medirá al Manchester United. 

De Cannes a Barcelona

Giuly vive en Cannes, desde donde trabaja junto a su socio, Zachary. “Llevar este negocio en solitario sería imposible”, asume. Cada cuatro o cinco semanas aparece por Barcelona, donde siguen viviendo sus hijos, los gemelos Ilan y Enzo, de siete años, nacidos en París, en la etapa de Ludovic en el PSG.

Y de vez en cuando también visita a su familia en Lyon, donde puede darse el gusto de jugar al fútbol en el campo que lleva su nombre, concretamente el del Monts d’Or Azergues, a pocos kilómetros de Lyon. En ese modesto club de la cuarta división francesa jugó los tres últimos años de su carrera. “Allí empecé: mi padre jugó allí de portero, sigue siendo directivo del club y en su momento, le prometí al presidente que me iría a jugar allí antes de retirarme del todo”, confiesa. 

El presidente en cuestión, Gerard Leroy, falleció antes de ver a Giuly de vuelta a su club de toda la vida, pero a pesar de todo, Ludovic cumplió su promesa. “Le había dado mi palabra y aunque él ya no estaba, quise cumplirla”. Durante toda su trayectoria futbolística (Lyon, Monaco, Barça, Roma, PSG, Monaco y Lorient), Giuly había enviado dinero y equipamiento deportivo al club, por lo que los responsables decidieron bautizar el estadio con su nombre. 

Giuly también fue concejal de Limonest, localidad cercana a Lyon, en las filas de la Unión Democrática Independiente. 

De sus tres temporadas en Can Barça, Giuly conserva un recuerdo imborrable: la Champions de 2006 se ganó gracias al gol que él marcó en las semifinales ante el Milan en San Siro. 

En la final de París fue de los pocos que tocó el trofeo antes de jugar (una herejía, según las leyes no escritas del mundo del fútbol), pero ganó el título que se le había escapado tres años antes ante el Oporto, cuando jugaba en el Mónaco. 

la llegada de leo

Poco después, Giuly asistió en primer plano a la irrupción de un gigante: poco a poco, Leo Messi fue adueñándose de la banda derecha del ataque, la zona del campo en la que se movía el francés. “Vi que iba a jugar poco y aunque me quedaba un año de contrato, me di cuenta de que me tenía que ir del Barça. ¡Por detrás venía el mejor jugador del mundo!”, sostiene. 

 Lo que nunca quedó del todo claro fue el motivo que lo apartó del Mundial de 2006, aunque el propio jugador lo apunta en su biografía, ‘Giuly por Giuly’. Todo se redujo a un intercambio inocente de mensajes de móvil con la periodista Estelle Denis, a la sazón esposa del seleccionador Raymond Domenech. 

Solo me dio las gracias por participar en un programa de televisión y yo le respondí por educación. Nada más”. Para el seleccionador, que convocaba a los jugadores según su signo del zodiaco, razón suficiente como para dejarlo fuera del Mundial.