¿Qué fue de... Iván Iglesias? De secundario de lujo a profesor de fútbol

Iván Iglesias dirige la escuela JIN en Gijón

Iván Iglesias dirige la escuela JIN en Gijón / sport

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Un convenio entre el Sporting de Gijón y el Barça hizo que Johan Cruyff pensase en él como refuerzo ideal para el equipo blaugrana. Corría el verano de 1993. Cruyff recordó que el club blaugrana tenía derecho preferencial sobre los jugadores del equipo asturiano. Así, a cambio de 100 millones de pesetas, llegó Iván Iglesias al Barça. 

El primer sorprendido por su fichaje fue él: “En Gijón se hablaba de que el Barça iba detrás de Juanele y Manjarín, pero cuando supe que era yo, no me costó demasiado llegar a un acuerdo”, confesaba en su primer día en Barcelona, cuando viajó de incógnito para pasar la revisión médica. 

En su primera temporada, le costó arrancar. Tanto, que al principio, Cruyff quiso enviarlo al filial. Iván se negó. “Míster, prefiero intentar ganarme el puesto que bajar al filial”. Aquella muestra de personalidad convenció al entrenador holandés. 

Iván se había instalado en un apartamento cerca del Mini Estadi, desde donde veía el campo. Una mañana, levantó su persiana y comprobó que sus compañeros ya estaban entrenándose. Se había quedado dormido. Tuvo la suerte de que Carlos Naval, el delegado, le tapó, asegurando que se había equivocado él a la hora de comunicar el horario de trabajo

Al final, acabó convertido en una pieza imprescindible para ganar aquella Liga, la del 5-0 al Madrid. Fue su gran momento: ocurrió el 8 de enero de 1994. Iván solo jugó el último cuarto de hora, suficiente para redondear el resultado con su gol más recordado. Era el primero que marcaba como blaugrana: un pase filtrado de Romario a la espalda de los centrales del Madrid que Iván metió en la red de Buyo al primer toque. 

El penalti de Djukic

Sin embargo, su gol más importante no fue ese, sino el que marcó ante el Rayo poco después. “Ibamos a remolque del Depor; si no ganábamos, adiós a la Liga”. El Barça ganó 1-0 y se mantuvo vivo hasta el penalti de Djukic. “El Camp Nou ya lo celebraba y se hizo el silencio: penalti a favor del Depor. Pasamos de la euforia al funeral. Y luego otra vez a la euforia”. 

En su tercera temporada, sufrió una grave lesión de rodilla que supondría el final de su trayectoria en el equipo. Se fue cedido al Sporting y cuando se planteó volver, ya era imposible. “Cruyff, que había sido mi aval, ya no estaba. Mi etapa en el Barça fue positiva: pudo haber sido mejor, pero también peor”. 

Dedicado al fútbol base

 Más tarde cambió el Sporting por el Oviedo: tuvo la sensación de que le valoraban más que en Gijón,  a pesar de haberse criado en el Sporting desde los diez años. Se retiró en 2003, pero nunca dejó el fútbol: fundó una escuela en Gijón junto a dos ex compañeros del Sporting, Juanele y Novo. La bautizaron con sus iniciales, JIN. Juanele abandonó el proyecto tiempo después, pero el nombre de la escuela se mantiene. Funciona a pleno rendimiento, con 160 futbolistas entre prebenjamín y juveniles. “Nunca quise convertirme en entrenador profesional, es demasiado duro; prefiero trabajar con los chavales”, confiesa.