Los jugadores del Atlético se pasaron todo el partido buscando las cosquillas a Neymar

Neymar: Provocador no, provocado

Al final del encuentro los rojiblancos acusaron al brasileño de ser un provocador, pero la realidad es que desde el primer minuto le convirtieron en el centro de su estilo marrullero

Fernando Torres mantuvo un cruce dialéctico con Neymar

Fernando Torres mantuvo un cruce dialéctico con Neymar / sport

Francesc J. Gimeno

Los jugadores del Atlético se pasaron todo el partido tratando de provocar al brasileño Neymar. Su pataleta final demuestra que no sólo no lograron su objetivo sino que además quedaron en evidencia ante la opinión pública. El delantero blaugrana fue acusado de provocador, pero la realidad es que aguantó estoicamente todas las provocaciones de las que fue objeto, además de las innumerables patadas que recibió. El mal perder de los jugadores colchoneros se puso de manifiesto también en la zona mixta, cuando uno tras otro intentaron responsabilizar a Neymar de todo lo ocurrido, obviando el juego sucio con el que muchos de ellos se emplearon.

El primero en echar leña al fuego fue precisamente el menos indicado. El capitán rojiblanco Gabi, que fue expulsado en el descanso por sus quejas al árbitro, acusó a Neymar de tener "una forma muy peculiar de jugar, sobre todo cuando va ganando". Cogió el testigo su compañero <strong>Cani</strong>, que llegó a amenazar al brasileño diciendo que "toda su carrera va a tener problemas. Neymar tiene un estilo de juego, tira caños, habla... Es su forma de jugar. Algún día tendrá algún problema como ha tenido hoy, pero si a él le gusta... Esa es su forma de jugar". La hipocresía de los jugadores colchoneros fue acusar al brasileño de tirar caños cuando un compañero suyo como Arda Turan utiliza habitualmente este recurso futbolístico sin que nadie se moleste. Hace un mes, por ejemplo, el turco hizo un caño ante el Valencia.

Dio la sensación de que los jugadores del Atlético se dejaron llevar por la frustración y la impotencia. No lograron evitar la eliminación y centraron sus iras en el gran artífice de la victoria blaugrana. No supieron frenar al brasileño y le pusieron en el centro de la diana. Dedicaron más esfuerzo y recursos a intentar sacar del partido a Neymar que a evitar la derrota. Una y otra vez le fueron a buscar, igual que sucedió en el partido de ida. Los más insistentes volvieron a ser Raúl García Juanfran, aunque el miércoles se les sumó, por ejemplo, Fernando Torres. Le tienen ganas desde hace tiempo, aunque se han encontrado con el problema de que cuanto más le buscan, más le motivan a seguir retándoles.

A los colchoneros no les gustó que Neymar no se dejara avasallar en el partido de ida y respondiera a las provocaciones del inefable <strong>Juanfran</strong>, todo un doctor en la materia del juego subterráneo, con un espontáneo beso. Tampoco les hizo ninguna gracia su forma de celebrar los goles, como si el blaugrana estuviera obligado a pedirles perdón. El hostigamiento a Neymar se convirtió en el pasatiempo favorito de los rojiblancos. Raúl García volvió a ser uno de los primeros en ir a buscarle nada más concluir la primera parte. Otro maestro de las provocaciones y el juego sucio intentó desestabilizarle sin éxito. Tampoco lo lograron en ese instante Juanfran Fernando Torres. De hecho, al delantero rojiblanco le salió el tiro por la culata, porque fue él precisamente el que perdió los nervios en el cruce dialéctivo que mantuvo con Neymar.

Durante la segunda parte le siguieron buscando con saña. Juanfran, por ejemplo, le recordó con gestos la derrota por 7-1 contra Alemania en el Mundial de Brasil. También le dedicaron un amplio abanico de golpes y patadas. Pero ningún rojiblanco logró su objetivo, que no era otro que descentrarle y provocar su expulsión. Eso sí, al acabar el partido tuvieron la desfachatez de mostrarse indignados con el comportamiento del brasileño, como si su estilo antideportivo y barriobajero mereciera el aplauso de todo el mundo del fútbol. Cani, por ejemplo, repartió un par de patadas sin venir a cuento nada más saltar al terreno de juego. Pero recordando cómo se empleaba Diego Simeone durante su etapa como jugador, no resulta extraño que a los colchoneros les guste tanto el juego subterráneo.