¿Por qué no tiene sentido reclamar la expulsión de Messi?

Javier Giraldo

Javier Giraldo

La Real Sociedad acabó el partido de Copa frente al Barça visiblemente molesta con el árbitro, González González, por no haber expulsado a Leo Messi, que ya contaba con una tarjeta amarilla en la primera parte por haber retrasado el lanzamiento de una falta.

En la segunda mitad, Illarramendi se disponía a sacar una falta cuando estrelló el balón en Messi, en la típica acción que los futbolistas llevan a cabo para provocar una tarjeta del rival. González González se abstuvo y Messi siguió en el campo, para enfado monumental de la Real y de su afición.

Sin embargo, el colegiado castellano leonés actuó aplicando el criterio del Comité Nacional de Árbitros: lo desveló en el Carrusel Deportivo de la Cadena SER el exárbitro Iturralde González, que explicó que los colegiados tienen una consigna clara en este tipo de acciones: mostrar amarilla cuando el rival obstaculiza intencionadamente el saque de una falta, con el objetivo de cortar el juego del equipo contrario, pero no cuando es el lanzador de la falta quien busca deliberadamente la amarilla estrellando el balón contra el jugador rival y sin intención de iniciar el juego.

Fue el caso de Illarramendi, que solo sacó la falta con la intención de que Messi fuese amonestado. Consciente de que el argentino ya tenía una tarjeta, el centrocampista de la Real lanzó el balón contra Messi, pero sin intención de buscar a un compañero para reanudar el juego.

El árbitro, además, había amonestado a Messi en la primera parte por una acción más que discutible: el argentino fue objeto de una falta, un agarrón en el centro del campo, y a la hora de ejecutarla, prefirió que fuese Sergi Roberto quien pusiese el balón en juego. 

la extraña amarilla a messi

El árbitro le mostró una tarjeta amarilla al entender que estaba perdiendo tiempo: es cierto que el Barça ya ganaba 0-1, pero Messi apenas se demoró más de lo que lo hace cualquier jugador antes de ejecutar una falta, sobre todo si es en la frontal del área. 

Ese tipo de acciones, además, se suelen castigar con amarilla solo en las segundas partes, cuando el margen de tiempo para arreglar el resultado ya es mínimo. En ese sentido, el Barça ha sido víctima de ese tipo de acciones cuando en el Camp Nou, el portero rival retrasa el saque de puerta con intención de arañar segundos al reloj.