Perder dos puntos o perder a Messi. ¿Qué es peor?

El FC Barcelona tenía que aprovechar el tropezón del Real Madrid en el Bernabéu ante el Villarreal para enmendar, en parte, su KO de hace dos semanas ante el Alavés. No lo tenía nada fácil, pero nada, ante un Atlético que sólo había encajado un gol en los cuatro partidos anteriores. Pero la magia de la MSN estaba para eso. Para perforar la portería de Oblak.

Todo pintaba bien. Muy bien. Rakitic había adelantado a los blaugranas antes del descanso con un soberbio cabezazo. El 1-0 prometía una buena segunda parte. Emocionante. Con buen fútbol. Porque el Barça estaba jugando bien. Extraordinariamente bien. Hasta que llegó el fatídico minuto 59... Messi se llevó la mano al pubis y el Camp Nou se sumió en el más absoluto de los silencios. El miedo se apoderó de todos los culés. Y con razón.

Leo tuvo que ser sustituído. Había recaído de su lesión en un cambio de ritmo. Y como si fuera un embrujo maligno, el Atlético empató poco después de la marcha del crack argentino. ¿Casualidad? Puede ser. Pero el problema no era tanto el gol encajado como la obligación de darle la vuelta al marcador. Sin Messi. Y con la psicosis que eso supone. Sobre todo teniendo en cuenta que poco antes también se había tenido que retirar Busquets con problemas estomacales.

No fue posible. Y el Barça perdió dos puntos. Y la oportunidad de recortar distancias con el Madrid. Pero lo peor de todo fue perder a Messi. Su pubis nos puede dar muchos disgustos esta temporada.