FC BARCELONA

Paco Alcácer, el cielo puede esperar

Cuando tenía 17 años debutó con el Valencia en el Trofeo Naranja. Su padre fue a verlo a Mestalla, pero un ataque de corazón al acabar el partido se lo llevó. Alcácer ha dedicado a su padre 48 goles desde ese día. Muy pronto llegará el 49

Paco Alcácer, en su presentación

Paco Alcácer, en su presentación / sport

JAVIER MIGUEL

Paco Alcácer es un hombre forjado a hierro y fuego, moldeado con hormigón y recubierto de plomo. A sus 23 años la vida ya le ha abofeteado sin piedad, pero él ha sabido reponerse, aguantar la embestida y salir adelante.

Paco debutó en el Valencia el 12 de agosto del 2011, con 17 años, en el Trofeo Naranja. Venía de haber hecho un recital con la selección sub’19, marcando dos goles en la final, por lo que Mestalla esperaba con expectación el debut de su gran promesa. 

Alcácer saltó al campo y en su estreno como jugador ‘che’ marcó un gol a la Roma. La felicidad no podía ser más completa. Toda su familia disfrutó del estreno de su hijo en el club de toda su vida. Su padre, su mayor apoyo, aplaudía orgulloso el debut de Paco. El otro Paco abandonaba el estadio henchido de orgullo ante el partido de su hijo. Torrent entera le esperaba para felicitarle por haber dado al Valencia un vástago de tanta envergadura.

Sin embargo, Paco no llegó a Torrent. En los aledaños de Mestalla se empezó a sentir mal, muriendo media hora más tarde víctima de un infarto de miocardio. A sus 44 años, el corazón de Paco dejó de latir.

Una desgracia así para un chaval de 17 años podría haber sido una losa imposible de levantar. Pero Paco Alcácer se convirtió en el ‘pater familia’ de la noche a la mañana y supo levantar a su madre y hermano con mano firme y voluntad de hierro.

GOLES

Desde aquel día, este admirador incondicional de Roberto Soldado miraba al cielo con cada gol que marcaba para dedicárselo a su padre, para enseñarle que su hijo seguía haciendo feliz a los valencianistas y que podía enseñar orgulloso desde 

el cielo los goles que marcaba.

Ahora Alcácer ha cambiado de color, pero no de corazón. Su mente, carne y alma siguen teniendo a Paco muy presente. Aún no ha podido dedicarle su primer gol como blaugrana, pero todo llegará. Estuvo muy cerca el pasado fin de semana ante el Sporting en El Molinón pero el palo y el portero lo impidieron. Se trata de una mera cuenta atrás. No hay prisa, no hay nervios, no hay presión. Paco es gol y punto.

Por eso, mientras algunas plumas empiezan a poner en duda su adaptación al juego de ataque, Paco está tranquilo, muy tranquilo. El vestuario está con él, el entrenador confía ciegamente en sus posibilidades, su familia le apoya y sus amigos no le van a fallar

Alcácer no está solo en esta cruzada. Por muy difícil que la vida se lo ha puesto, ha dado siempre un paso adelante. Paco lo sabe y le anima desde el cielo.