CHAMPIONS LEAGUE 2016 / 2017: FC BARCELONA - MANCHESTER CITY

La otra cara del Barça-City: Oh my God!

'La ley de los 32 minutos' de Guardiola. El sueño de Luis Enrique. Oasis, la banda sonora del City... y, claro, un extraterrestre llamado Messi

Un Messi de '10'

Un Messi de '10' / AFP

Dídac Peyret

Manel Estiarte le llama ‘la ley de los 32 minutos’. Es el tiempo innegociable que Guardiola se impone cada día sin poder pensar en fútbol. Desconexión total. No fue ayer el caso.

Pep rompió la norma y terminó fatigado, íntimamente afectado ante la falta de respuestas frente a fenómeno tan indescifrable como Leo Messi. Seguro que la noche fue eterna para él.

“Te puedes poner atrás y perder o ganar. Pero no sé hacerlo ni lo siento así”, deslizó. Un día antes, cuando le preguntaron por cómo parar al ‘10’,  Pep se limitó a sonreír. Horas más tarde salió del Camp Nou incapaz de sobreponerse a su particular fatalidad: sufrir a Messi. Él que tanto lo disfrutó, ahora vive antomentado.  

Guardiola ni siquiera fue capaz de exponer una tesis sobre lo ocurrido en el Camp Nou, aunque se aferró a ese lema tan mancuniano de los hermanos Gallagher que escupen en la canción ‘Supersonic’: “I need to be myself. I can’t be no one else” (necesito ser yo mismo, no puedo ser ningún otro). 

"I need to be myself,  I can't be no one else"

Pero no le fue bien en un encuentro enredado. Muy accidentado. Que el Barça dominó en las áreas   con un Ter Stegen autoritario y un Messi demoledor en su versión más minimalista: pocas apariciones pero diferenciales. 

El balón es de Messi

El partido encerraba una gran incógnita: la batalla por el balón entre dos equipos que quieren ser protagonistas. Y aunque el Barça terminó goleando durante algunos minutos se miró en el espejo del City y su figura salió deformada.

Porque hubo momentos en los que el conjunto inglés subrayó que este Barça ya no juega a lo mismo. Que el equipo que antes se definía por los centrocampistas –y por una pausa delicada–  basa ahora sus éxitos en el vértigo y la pegada de los delanteros. Así llegaron los tres primeros goles del conjunto de Luis Enrique. 

"Menos mal que solo hay un Pep; estoy bastante cansado de la preparación del partido" (Luis Enrique)

El Barcelona actual es un competidor feroz que penaliza los errores con abrumadora superioridad. Tres fallos individuales, tres contragolpes mortales, y la herida del City ya era incurable. Contribuyó una expulsión inocente de Bravo que tuvo demasiada prisa en enmendar un pase a Suárez y terminó expulsado.

Antes, el City le complicó las cosas al Barça acumulando mucho tráfico en el centro del campo. 

Si el gran acertijo del partido era saber de quien sería el balón, el fútbol aportó una respuesta contundente. Ni del Barça. Ni del City. El balón se lo quedó Messi

Tres goles y un penalti provocado. “Hemos visto la capacidad que tiene de finalizar, como si jugara en el patio de su casa. No se puso nervioso”, resumió Luis Enrique. El argentino pareció no inmutarse ante la expectativa del encuentro. Resolvió a su manera.

Bravo no olvidará una noche desgraciada frente a sus excompañeros

Con goles que repite una y otra vez como si construyera una obra autoreferencial. En el primer tanto  paró el tiempo con un amago. Pico Bravo y resolvió a puerta vacía.

En el segundo se fue perfilando hasta disparar y encontrar el ángulo perfecto.  

Y en el tercero aprovechó un caramelo de Suárez, su compañero de asados y mate. El partido tuvo de todo. Lesiones (Piqué y Alba tuvieron que retirarse), expulsados y errores de bulto en un juego de espejos apasionante. 

Tan intenso fue el encuentro que Luis Enrique se reconoció tan exhausto como Pep tras el pitido final.  “Estoy bastante cansado por la preparación del partido. Menos mal que solo hay un Pep. Si hubiera cinco… Me voy a dormir”.