Messi-Paulinho, la conexión inesperada

Messi y Paulinho celebraron en Leganés el cuarto gol del brasileño en el Barcelona

Messi y Paulinho celebraron en Leganés el cuarto gol del brasileño en el Barcelona / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Las trampas dialécticas están de moda porque son imprescindibles para no bajar la cabeza y asumir que equivocarse es humano: Paulinho es un pedazo de futbolista y, más allá del precio, del que pocos aún se acuerdan, es un futbolista enorme que suma mucho. Equivocarse es humano, pero no reconocer el error es orgullo mal entendido. 

Paulinho concedió varias entrevistas poco después de su fichaje y perdió poco tiempo a la hora de valorar las críticas recibidas. No había fichado para hablar ante grabadoras y micrófonos, sino para demostrar sobre el césped que la camiseta del Barça no le pesa. Y eso, incluso antes de demostrar sus virtudes, es el primero paso para hacer el resto. Seguramente Paulinho no ejemplifica lo que ha sido un centrocampista en el Barça durante la última década, en la que han brillado perfiles como Xavi, Iniesta o Busquets, pero incluso Leo Messi entendió que volver a construir pasa por armarse de hormigón. Eso, precisamente, es lo que encarna Paulinho: la pasta de cemento con la que empezar a construir.

genio y figura

Leo Messi, que no solo es el más brillante, sino también el más listo de la clase, fue el primero en bendecir la llegada  Paulinho. Lo hizo en un amistoso el pasado 8 de julio entre Argentina y Brasil. Lo explicó en exclusiva Joaquim Piera en SPORT: “Te espero en Barcelona”, le dijo el argentino al brasileño, que confirmó la información en varias entrevistas hace pocos días. El ‘10’ es capaz de reconocer el talento, aunque no sea ese talento asociado al método tradicional y que corre el riesgo de benerarse tanto que acabe perdiendo el sentido. 

La frase de Leo Messi no era un saludo fútil, sino una declaración de intenciones. “Te espero en Barcelona” porque el equipo necesitará el revolcón que significa tu fútbol. Dicho y hecho. Esperó paciente su momento y, tras debutar con dos minutos en Vitoria y jugar diecisiete y trece minutos ante Espanyol y Juventus, fue resolutivo en Getafe. Recibió un balón al área de Messi para perforar la meta de los azules y dar la victoria al Barça. Ahí empezó una conexión inesperada para casi todos menos para los protagonistas de ella. El fútbol es más sencillo de lo que parece.

búsqueda continua

No es extraño, después de esta primera conexión, que Leo Messi busque constantemente las llegadas desde la segunda línea de Paulinho. Sabe que llega y sabe que define bien. Más no se le puede pedir a alguien que hace poco más de tres meses aún vivía en China. Tras el gol de Getafe, el primero, llegó, una jornada después, el gol ante el Eibar en el Camp Nou con un testarazo a la salida de un córner servido por Denis en su primer partido como titular.

El brasileño también culminó una contra dirigida por Messi ante el Athletic en San Mamés. Leo cedio a la izquierda para Suárez, que disparó. Rechazó Kepa y Paulinho, el único centrocampista en la zona, marcó. El último episodio de la conexión entre ambos se vivió en Leganés, donde Paulinho acompañó a Messi hasta que, desde el suelo, el ‘10’ la cedió atrás. Cuarto gol. A veces las ranas son príncipes que solo piden cariño.