EL INFORME | FC BARCELONA

Messi-Neymar-Suárez: ¿ilusión o realidad?

Todos los entrenadores del mundo querrían dirigir a Messi, Neymar y Suárez, pero tras cuatro partidos jugando juntos su rendimiento no ha ayudado a mejorar el proyecto de Luis Enrique

Luis Enrique  tiene que buscarle su mejor rendimiento en el tridente

Luis Enrique  tiene que buscarle su mejor rendimiento en el tridente / sport

Xavi Torres

1. La aportación de Luis Enrique

Arrancó la temporada con la sanción de Luis Suárez, la deslumbrante aparición de Munir y la decisión de Luis Enrique de introducir en el modelo de juego un matiz respecto la colocación de los tres delanteros. Sorprendió ver como Messi, Neymar y Munir (o Pedro o Sandro) se juntaban en el centro dejando libres los espacios de las bandas para la llegada de los laterales. En este escenario, Messi y Neymar pedían habitualmente el balón al pie mientras los otros tres lo buscaban al espacio. El resultado fue excelente por dos cuestiones: los marcadores fueron positivos (cinco victorias consecutivas) y, sobre todo, se activó la sociedad Messi-Neymar, absolutamente desconectada la temporada pasada. El Tata Martino no consiguió que se vieran en el campo: Messi cerró el ejercicio sin ninguna asistencia de gol a Neymar mientras el brasileño sólo contribuyó a tres goles del argentino. 

2. Messi+Neymar, sinónimo de gol

La idea de Luis Enrique sorprendió a los rivales pero también a sus propios futbolistas. La lógica del fútbol lleva al equipo que ataca a buscar espacios y al que defiende, a eliminarlos. La acumulación de futbolistas (atacantes y defensores) por el centro llevó a algunos a pensar que la orden del entrenador asturiano iba a fracasar. Sin embargo la realidad fue otra: Messi y Neymar empezaron a jugar cerca uno del otro, a encontrarse con frecuencia y a poner su talento al servicio del juego.

Las estadísticas, en este sentido, son demoledoras: aún sin Suárez, Messi marcó 9 goles en 11 partidos y, además, dio 10 asistencias, 5 de las cuales a Neymar, autor de 10 goles más en 10 partidos. El brasileño, además, asistió a Messi una vez. Números sensacionales que llevaron al barcelonismo a la euforia.

El nuevo rol de Messi, más pasador que otra cosa, fue especialmente destacado por ciertos sectores de la opinión pública y de la afición. Sin embargo, con el paso de los partidos, la realidad ha abierto el debate en dos direcciones: la primera, la razón del matiz. ¿Su nueva posición era una cuestión de organización del equipo planteada por Luis Enrique o era una decisión propia tomada por pura supervivencia ya que, ante la acumulación de atacantes y defensores, cada vez tocaba menos balones? Y la segunda, que Messi retrasara su posición y se alejara del área, ¿era realmente bueno para el equipo o es exactamente lo que desean todos los entrenadores rivales? 

3. La aparición de Luis Suárez

Tras cuatro meses de sanción, el delantero uruguayo regreso el 25 de octubre ante el Real Madrid. El sueño del seguidor azulgrana, hecho realidad. Los titulares, evidentes: “La mejor delantera del mundo”. Tres cracks de ensueño, juntos. Sin embargo, el equipo cayó derrotado en el Bernabéu y ante el Celta antes de ganar al Ajax en la Champions y al Almería en la Liga.

Suárez todavía no ha anotado ningún gol pero ya ha dado muestras de su calidad, tanto individual como colectiva. Además de detalles maravillosos y esperanzadoras sensaciones (ante el Real Madrid hizo dos pases de mérito, a Neymar para el 0-1 y a Messi para el que estuvo a punto de ser el 0-2), y sobre todo ante el Almería donde sus asistencias a Neymar y Alba facilitaron los dos goles del Barça. 

La disposición táctica ideada por Luis Enrique y comentada al inicio de este informe dibuja en la pizarra una perfecta asociación entre Messi, Neymar y Suárez, repartiendo espacios y otorgando un rol a cada jugador. Sin embargo en el campo, donde todo es un poco más difícil, la compenetración no ha sido la esperada. Es evidente que toda adaptación necesita tiempo pero en estos cuatro partidos con Suárez, el uruguayo aún no ha anotado, Messi no ha visto puerta en Liga (sí dos goles al Ajax) ni ha dado ninguna asistencia y Neymar sí ha marcado dos goles en la competición doméstica pero ninguno en la Champions. 

4. El Barça ha ido de más a menos

No hay dudas de que el Barcelona era mejor en septiembre que en noviembre. El equipo no ha crecido y si ha ido ganando partidos se debe, como dice Van Basten, a la calidad de sus estrellas. El dato es irrefutable: el Barça ha marcado 33 goles en todas las competiciones de los cuales en 30 han intervenido Messi, Neymar o Suárez. Sin embargo, a pesar de los cracks, el Barça de hoy es más mortal que nunca.

¿Por qué? Por muchos motivos, empezando por los propios jugadores, algunos hartos de triunfos y fuera de su edad de oro y otros, recién aterrizados en el exclusivo ecosistema azulgrana, justos de calidad (para jugar en el Barça) y/o adaptación. Con la excepción de Luis Suárez, el nivel de calidad de la plantilla parece inferior al de las últimas temporadas. Y, por supuesto, entre las razones no hay que obviar el papel del entrenador que, hasta el momento, o no ha sido capaz de lanzar el mensaje exacto sobre lo que se pretende o sus futbolistas todavía no lo han entendido. 

Los centrales titulares no tienen la velocidad ni la precisión de balón para ganar en cada pase el medio segundo que los centrocampistas necesitan para jugar libres; las conducciones de éstos atrasan la llegada de la pelota a los delanteros, que como están marcados pierden opciones de crear peligro. Sin apenas combinación, tampoco hay presión y recuperación como antaño porque los cracks presionan menos y los defensas, sin Puyol, empujan menos al equipo para vivir con el culo en la raya de medio campo. Con las líneas tan separadas, el rival tiene más espacio y puede manejar mejor el esférico.

¿Y cómo se pueden juntar? Con el control del balón, subiendo juntos, con triangulaciones, con los pases tradicionales para crear permanentes superioridades, de un lado a otro, con paciencia y velocidad de balón para generar espacios y aprovecharlos. Y tras la pérdida y gracias al juego de posición, recuperarlo con esfuerzos breves pero intensos. Sin el control todo esto se pierde pero parece que el juego de posición ya no es un signo de identidad de este equipo. Y con estos detalles perdidos y a la espera de saber cual es el final de trayecto del plan Luis Enrique el Barcelona se convierte en uno de los mejores equipos entre los mortales pero en uno más (o menos) entre los que aspiran a dominar el fútbol europeo. Ahora más que nunca el Barça está en manos de Messi. Y Messi, lamentablemente, ha perdido mucho de lo que le ha convertido en el mejor jugador de la historia.

5. El futuro, en manos de Luis Enrique

¿Conseguirá Luis Enrique que la máquina produzca lo que se espera de ella? Defensivamente debe encontrar soluciones a la escasa aportación de Messi, Suárez y Neymar ya que sin ellos la presión de los centrocampistas se hace imposible. Los trayectos tan largos que deben hacer los interiores hacen peores a Xavi e Iniesta y, hasta el momento, jugadores más preparados para esta labor como Rakitic, Rafinha o Sergi Roberto no han mejorado al equipo. Incluso Busquets parece estar bajo sospecha, aburrido y agotado por tanta corrección a lo ancho y a lo largo (los laterales nunca están en defensa y los interiores le quedan lejos en cuanto el equipo pierde el balón). Y en cuanto a la defensa, en fin, no hace falta insistir. O por lo menos no en este informe.

Entonces, ¿veremos a Messi, Neymar y Suárez asustar de verdad? ¿Se convertirá en una delantera de leyenda? Esperaremos. Luis Enrique debe aportar en lo táctico más soluciones a las mostradas hasta el momento para ayudar a estos tres monstruos a encontrar cada uno de ellos su mejor versión. ¿Y deben jugar los tres por decreto ley? Pues no por imposición pero sí por sentido común. La obligación del entrenador es encontrar la fórmula para conseguir que su talento individual se ponga al servicio del conjunto y se obtenga un gran rendimiento colectivo. Y en este escenario, ¿es bueno juntarlos a los tres en el centro para que puedan conectar entre ellos o así se eliminan sus propios espacios? ¿Hasta cuando aceptará Messi su rol de pasador viendo que Cristiano Ronaldo ya ha marcado 12 goles más que él (23 por 11) y el Balón de Oro está a la vuelta de la esquina? ¿Y, sobre todo, le conviene al Barcelona que el argentino juegue en un hábitat que no es el suyo?

Dicho lo dicho y dejando claro que Messi, Neymar y Suárez son muy buenos y van a seguir ganando por sí solos muchos partidos, es bueno insistir que si el equipo acompaña ellos todavía van a destacar más y el conjunto dará el paso adelante que necesita para volverse a situar entre los favoritos a ganar la Liga de Campeones. Tal vez cuando todas las piezas encajen, cuando Luis Enrique haya dado con la tecla, cuando el aspecto colectivo se haya solucionado, lo más lógico sería ver a Suárez de delantero centro puro fijando centrales (como en Almería), ofreciéndose tanto al pie como al hueco (una de sus especialidades, tan necesaria para el ataque estático del Barcelona) y permitiendo una zona a su espalda por donde moverse desde la media punta a sus dos compañeros Messi y Neymar, excelentes con espacios y grandes especialistas en el regate. En esta zona el Barça sería capaz de provocar permanentes superioridades a partir de las cuales debe generar muchas opciones de meterle mano a sus contrincantes. Ahí, el 10 y el 11 azulgranas tendrían mucha libertad de movimientos, arrancarían dudas entre sus marcadores y estarían en permanente contacto con el balón, una de las principales deudas del modelo Luis Enrique con Messi.