FC Barcelona

Luis Enrique se siente fuerte para seguir

Presidente y entrenador han ahuyentado temores. Luis Enrique anunciará su continuidad a final de temporada tras asegurarse algunas mejoras

Luis Enrique quiere seguir al frente de la plantilla

Luis Enrique quiere seguir al frente de la plantilla, pero reclama una serie de cambios que le permitan sentirse más cómodo en su día a día / sport

Tomàs Andreu

Josep Maria Bartomeu vuelve a sonreír. El presidente del FC Barcelona está a un paso de sofocar uno de los mayores incendios que amenazan al club en esta recta final de la temporada. Desde hace unos días, el máximo dirigente culé está convencido que Luis Enrique, como mínimo, agotará su contrato vigente. Es decir, el técnico asturiano seguirá al frente del proyecto deportivo la próxima temporada. Y es que hasta la fecha, los rumores que el entrenador blaugrana anunciaría su despedida a final de la presente campaña cada vez tomaban más cuerpo y estaban más extendidos.

Justo después de sentenciar el título de liga en el Vicente Calderón, Bartomeu aseguró en diversas entrevistas que no albergaba la más mínima duda que Luis Enrique cumpliría su contrato. Unas declaraciones sin aportar ninguna novedad al respecto y que tampoco aliviaron lo más mínimo a todos aquellos convencidos que Luis Enrique pondrá el punto y final a su etapa en el Barça horas después de la final de la Champions en Berlín. 

Pero el presidente blaugrana jugaba con ventaja. En las últimas semanas se han celebrado diversas reuniones entre Bartomeu Luis Enrique. Unos encuentros que han servido para disipar dudas y conocer de primera mano el deseo y la voluntad del técnico más allá del 6 de junio.

El presidente del Barça, al igual que el resto de la junta directiva, comisión técnica y altos ejecutivos del club, están al corriente del malestar del entrenador asturiano por la gestión de algunos conflictos internos que se acentuaron tras la derrota de Anoeta. Declaraciones consideradas fuera de lugar, destitución de Zubizarreta y auxiliares y falta de apoyo explícito en más de una intervención han abonado un caldo de cultivo que ha desembocado en la sensación generalizada que Luis Enrique estaba más por la labor de irse que de quedarse.

Bartomeu, por su parte, también ha querido palpar personalmente las sensaciones del asturiano y su opinión sobre el desarrollo de la temporada. A día de hoy se traslada que ambas partes están contentas con el desenlace de estos encuentros.

El máximo dirigente blaugrana ya sabe de primera mano todos aquellos detalles que al entrenador del actual campeón de liga le molestan. Bartomeu habría tomado buena nota del listado de quejas del técnico y habría adquirido el compromiso de solventar en la medida de lo posible aquellas discrepancias que incomodan a Luis Enrique en su día a día como máximo responsable de la primera plantilla culé.

El asturiano ha comentado a su círculo más íntimo que se ha sentido poco respaldado, e incluso desautorizado, en los momentos más delicados de la presente temporada. En público, Luis Enrique no ha tenido reparos en señalar su sensación de "debilitado" tras el cese de Zubizarreta y los miembros de la secretaría técnica. Los mensajes de apoyo y respaldo a la gestión de Zubi han sido una constante en estas semanas. Y, por si fuera poco, el entrenador ha excusado de forma reiterada su presencia en las reuniones de la comisión técnica programadas para diseñar la remodelación de la plantilla 2015-16. Una actitud que ha contribuido a alimentar la sospecha que su ciclo como técnico culé no iba más allá de la final de Berlín.

El optimismo moderado que ahora respira Bartomeu parte de una premisa fundamental: Luis Enrique está por la labor de cumplir el segundo año de contrato. El presidente se ha comprometido a adoptar las medidas necesarias para que no se repitan los 'desajustes' internos y externos. Y todo ello avalado con la sensación que el asturiano ha experimentado una evolución importante en los últimos meses.

Muy lejos queda la frase del 'líder soy yo', una afirmación que se consideró algo desafortunada en un colectivo plagado de estrellas mundiales. Ese punto de soberbia apuntado en el inicio de la etapa Luis Enrique se habría matizado hasta lograr una mayor unión. En la cúpula del club existe el convencimiento que el entrenador blaugrana ahora sí controla de forma efectiva el vestuario sin la necesidad de imponer tics autoritarios. Un manejo real y que ya no despierta los recelos de antaño.

El incendio casi se da por apagado en su totalidad. Salvo que Luis Enrique acceda a hablar de su futuro -algo que ha desatado sus iras en las últimas comparecencias ante la prensa-, se esperará hasta el desenlace de las grandes finales que quedan por delante para confirmar que el entrenador asturiano, en principio, cumplirá el segundo año de contrato que tiene estipulado. Normalidad absoluta tras despejar los nubarrones que amenazaban tormenta.