El vestuario estaba abatido y desorientado tras perder ante el Celta

Luis Enrique calma a la plantilla

Luis Enrique convocó ayer una cumbre urgente con sus jugadores para intentar revertir la dinámica negativa de los últimos resultados

La plantilla del Barça se conjura para ganar ante el Ajax y disipar las dudas

La plantilla del Barça se conjura para ganar ante el Ajax y disipar las dudas / sport

Javier Miguel

La fotografía ayer del vestuario blaugrana era un poema: desencanto, desconcierto, preocupación, abatimiento y desaliento. Apenas nadie levantaba la voz,  muestra palpable que esta segunda derrota había hecho mucho daño al equipo. Perder contra el Madrid entraba dentro de la hoja de ruta pero caer ante el Celta, en ningún caso. La primera derrota de Luis Enrique en el Camp Nou fue un bofetón en toda regla en el que más de uno aún no se ha levantado.  

El técnico asturiano se encontró con un vestuario abatido, carcomido por las dudas y desorientado. Y decidió coger rápidamente el toro por los cuernos para evitar que la cangrena de la desesperación se propague. Así pues, por primera vez esta temporada reunió a sus hombres en el vestuario y se encerró con ellos a cal y canto durante casi media hora antes de empezar el entrenamiento. Decimos por primera vez porque si bien ya se había reunido con los suyos en otras ocasiones nunca lo había hecho tras un partido, consciente que tenía que poner remedio de forma urgente a la dinámica negativa que se había instaurado en el vestuario

Sin luces ni taquígrafos, a pecho descubierto, el cuerpo técnico al completo fue deshojando todos los errores que cometió el equipo ante el Celta. No hubo un diálogo en el sentido estricto de la palabra si no que fue una arenga del técnico asturiano en un intento desesperado de buscar una reacción entre sus pupilos, visiblemente afectados.

Tampoco se puede hablar de una llamada al orden o un toque de atención ni mucho menos de una bronca en el sentido estricto de la palabra, aunque el tono empleado por Luis Enrique, con su actual vehemencia en sus expresiones, pudiera llegar a desprender que estaba cantándole la cartilla a más de uno. 

Palabras como intensidad, sacrificio, presión, control, precisión, eficacia, orden, líneas juntas resonaron por las cuatro paredes del vestuario durante el largo discurso de Luis Enrique, que intentó minimizar las heridas abiertas tras esta segunda derrota, tercera ya de la temporada si tenemos en cuenta que sufrió el equipo en París ante el PSG. 

El técnico ya reconoció tras perder ante el Celta que las derrotas suelen  “generar dudas”. Y esta última en concreto dejó un poso muy amargo en el seno del vestuario. No estamos hablando de que la plantilla dude de su entrenador ni de sus métodos, pero sí es cierto que existe un grado de desorientación porque el cuerpo técnico no ha acabado de encontrar la tecla ni el equipo ni a lo que quiere jugar. Ante el Real Madrid se jugó con tres centrocampistas cuando el Real Madrid puso cuatro jugadores en la zona medular. El Barcelona perdió la guerra en el mediocampo y se vino abajo en la segunda parte. Ante el Celta, en cambio, el cuerpo técnico apostó por un centrocampo inédito con Rakitic y Rafinha, jugadores mas trotones y de juego directo, sacrificando la circulación de balón. El toma y daca solo sirvió para que el Celta se acabara creyendo que podría hacer daño en el Camp Nou. Dos conceptos diferentes en dos partidos consecutivos con resultados igual de adversos. 

No hay duda de que estos bandazos en la pizarra y en el sentido táctico no son el mejor remedio para buscar una solución. Por eso, Luis Enrique quiso ayer aclarar las cosas y poner un poco de orden y sentido común a tanto desconcierto. Está claro que el equipo ha dado un paso atrás, tanto a nivel de confianza como de sentido táctico, por lo que ayer el cuerpo técnico se vio obligado a poner las cosas en su sitio e intentar reconducir la situación, sobre todo porque a la vuelta de la esquina está el partido en Amsterdam contra el Ajax, decisivo en busca de la clasificación para los octavos de la Liga de Campeones.

Luis Enrique si algo tiene es que es un gran motivador, por lo que ayer puso toda la carne en el asador para buscar una reacción del equipo. Está claro que aún no se ha perdido nada y que todavía hay tiempo para levantarse, pero también no es menos cierto que el equipo ha entrado en una dinámica muy negativa de resultados y de juego, y que además se ha cumplido prácticamente un cauto de la temporada con el equipo más deslabazado y desorientado que nunca.

Si a todo esto añadimos que el mal momento del equipo coincide con la entrada en juego del fichaje estrella de la temporada, Luis Suárez, la preocupación y desasosiego a todos los niveles es si cabe mayor.

En cualquier caso, está por ver si la 'cumbre' convocada por Luis Enrique ha servido o no de algo. Parece evidente que su apuesta por los trotones tampoco es garantía de nada, por lo que todavía le queda mucho trabajo por delante para encontrar el equilibrio que permita encajar perfectamente a todas sus piezas eb la pizarra. Y es que como dijo Johan Cruyff un día, “los jugadores son los que hacen el sistema y no al revés”. Así pues, Luis Enrique y sus ayudantes aún están a tiempo para darle un vuelco a la situación. Al menos los jugadores siguen a muerte con su técnico.