Los cinco motivos de la pérdida de estilo del FC Barcelona

Cuando los recursos tácticos fallan, Leo Messi sale al rescate

Cuando los recursos tácticos fallan, Leo Messi sale al rescate / Joan Monfort

Esther Blasco

Esther Blasco

El FC Barcelona es el único equipo de la Liga española y uno de los pocos de las grandes ligas europeas que todavía aspira a ganar el triplete a final de temporada. Aún así, la trayectoria del conjunto catalán este curso no ha acabado de convencer a una parroquia barcelonista acostumbrada a un equipo abanderado de un fútbol denominación de origen, conocido mundialmente como el 'ADN' Barça. 

El Barça vence pero no convence. A pesar de que el técnico Luis Enrique Martínez se crispa cada vez que 'el entorno' cuestiona a qué juega el Barça, la realidad es que el conjunto catalán ha perdido gran parte de su estilo inconfundible. 

La columna vertebral del equipo tipo de Luis Enrique mantiene muchas similitudes con la de la escuadra con la que Pep Guardiola llevó al equipo al sextete y al Olimpo del fútbol mundial. Sin embargo, es evidente que el juego no es el mismo hasta el punto que en muchos partidos el equipo azulgrana ha resultado irreconocible.

Estos son cinco motivos que explican la pérdida de estilo del Barça actual:

CAMBIO EN EL CENTRO DE GRAVEDAD

El sello de identidad del Barça pasaba por una sala de máquinas, liderada por Xavi Hernández, por la que pasaba todo el juego de creación del equipo. Sin embargo, en el Barça actual el centro de gravedad ya no está en el centro del campo, sino en una línea de ataque temible capaz de desencallar cualquier partido en una jugada puntual. 

Una gran parte de la afición azulgrana se siente molesta porque el Barça ha renunciado al control, la posesión y dominio de los partidos, en favor de la efectividad de cara a portería. Si antes se criticaba que el Barça necesitara combinar hasta la extenuación antes de disparar a puerta, el conjunto de Luis Enrique peca prácticamente de lo contrario. El objetivo es ganar, aunque a veces eso vaya en detrimento de la posesión.

PÉRDIDA DE PRESENCIA DE LA MASIA

Hace solo unos pocos años, los culés fueron testigo de la eclosión de una generación única que tenía como nexo en común su formación futbolística en las categorías inferiores del FC Barcelona.

El inevitable paso de los años hizo que el Barça tuviera que prescindir de Xavi, del mismo modo que este Andrés Iniesta se ha visto mermado por las lesiones. Sus puestos, como el de Sergio Busquets en los últimos partidos, los ocuparon nuevas incorporaciones que a pesar de adaptarse al perfil del juego azulgrana, todavía no están familiarizados al cien por cien con las exigencias y los automatismos de la posición. 

SE HA RENUNCIADO A LA POSESIÓN

La posesión del balón era un apartado sagrado para el Barça de hace solo unas temporadas. Si no que se lo pregunten al Tata Martino, quien tuvo que lidiar con una avalancha de críticas después de sacrificarla en uno de sus primeros partidos de Liga ante el Rayo Vallecano.

Sin embargo, en el Barça actual la posesión del balón no es una finalidad en sí misma, sino que tener el balón se interpreta como el mecanismo para que la pelota llegue a la línea de ataque y desde allí se intenten culminar las jugadas con el mayor acierto posible. 

RIVALES CON LA LECCIÓN APRENDIDA

Nadie cuestiona que el fútbol es un deporte vivo y en constante evolución. Es evidente que el Barça también tiene que evolucionar, sobre todo teniendo en cuenta que los rivales llevan años estudiando los puntos débiles del equipo catalán y eso obliga al entrenador a tener que introducir variables que sorprendan a los entrenadores del resto de equipos. 

El Barça de Luis Enrique intenta ser un equipo imprevisible, pero muchas veces eso obliga a introducir modificaciones hasta cierto punto surrealistas que no solo cogen por sorpresa a los rivales. 

SIEMPRE nos QUEDArá MESSI

El argentino Leo Messi es a día de hoy el incuestionable líder del equipo catalán. No solo por sus galones dentro del equipo, donde es segundo capitán, sino porque el rosarino es capaz de resolver por sí solo un encuentro, cuando todos los otros recursos fallan. 

Leo ya no es solo un jugador desequilibrante con una zurda de platino. El '10' es un jugador con un cerebro privilegiado capaz de modificar su posición en el campo para salir al rescate del equipo. Esta temporada, ha dado auténticos recitales tácticos, en los que ha demostrado que su inspiración puede ser más determinante que la mejor planificación por parte del cuerpo técnico.