Lluís Canut: "Núñez y Cruyff se disputaban los derechos de autor del Dream Team"

Lluís Canut, durante la entrevista realizada en el restaurante Sant Joan

Lluís Canut, durante la entrevista en el restaurante Sant Joan / JAVI FERRÁDIZ

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Lluís Canut mantiene su vínculo con TV3 un año más. Esta noche (23.35 h.) estrena ‘Quan s’apaguen els llums’ con Schuster como protagonista. Un programa de entrevistas en profundidad a deportistas ya retirados.

¿Qué personaje del mundo del deporte le ha fascinado más de los que ha entrevistado? 

Últimamente, Schuster. Porque he descubierto una persona que nada tiene que ver con el personaje esquivo y hasta desagradable que era cuando jugaba en el Barça. Me he encontrado con un Schuster que hace las paces con su pasado en el Barça. Que reconoce que aquí vivió su mejor etapa y que se sintió tratado como un dios.

Entrevistar a personajes que ya no están en el foco supongo que supone un plus porque hablan con mayor libertad...  

Es un poco lo que buscamos. El boxeador Alfredo Evangelista, por ejemplo. Le aguanta 15 asaltos a Alí en su momento de esplendor y después, cuando deja de ser famoso lo condenan a ocho años de prisión cuando lo encuentran con 16 gramos de cocaína en un bar de Vallecas.  

¿Cuál es el off the record 

El de la relación de Iñaki y la Infanta. Un gestor que tengo me dijo que los había visto muy acaramelados en un restaurante del grupo Botafuimeiro de Travessera de Gràcia. Entonces llamé a Valero Rivera para contrastarlo. Él de entrada no me negó que tenían una muy buena relación, aunque no me lo pintó como un noviazgo. Yo ya tenía preparada una contraportada, pero Valero me llamó.

¿Qué le dijo?

‘Oye, hazme un favor, mejor no publiques nada, porque yo me conozco todo esto, se va a hacer una bola, y a él le va a entrar la tontería’. Y como tampoco me iba a ganar un Pulitzer, pues accedí. Al cabo de unas semanas Antena 3 daba la noticia.   

De los personajes que aparecen en el programa me interesa su visión de Ronaldinho. Sobre todo esa parte de cuando pareció abdicar...

Eso es algo que le planteo y que en ningún momento reconoce.  Incluso, cuando yo le hablo de que no vuelve a ser el mismo después del Barça, él me tira en cara este argumento y me dice: ‘Tú no me has visto en estos partidos porque yo gané copas en Italia, gané la Libertadores con el Atlético Mineiro y estuve tantos partidos invicto en México’. 

Quizás sea más un problema nuestro de proyectar en los futbolistas la carrera que nos gustaría que tuvieran. Es decir, ¿habría sido más feliz si hubiera sacrificado ese tipo de vida para seguir siendo el número uno? 

No, claro, él ha sido feliz y asegura que se siente realizado. Y tú hablas con él y la vida es linda y todo es de color de rosa. Pero también es verdad que ellos viven en una burbuja y mucha gente de los que los rodean no les dicen la verdad para no ser apartados de este círculo privilegiado. A Ronaldinho esa gente le ocultó la realidad.   

Neymar dio un gran rendimiento, pero no conectó tanto como otros brasileños con la afición... 

Bueno, para la mayoría de culés era un drama que se fuera hace solo unas semanas, aunque creo que será beneficioso a la larga. Yo supongo que esta desconexión que tienen los deportistas con los medios hace que crezca el distanciamiento. Sobre esto, me acuerdo de una conversación con Henry. 

Es curioso porque ahora aparece mucho en los medios...

Sí, pero en su etapa en el Barça no. Yo le dije: ‘La gente te ve como un marciano. Tú tienes que aparecer media hora en un programa, que te hagan un plano corto, que vean que eres de carne y huesos. Que has tenido problemas sentimentales, que sufres porque no puedes ver a tus hijos... y así la gente te sentirá mucho más próximo’. Así fue como lo convencí para hacer la entrevista. 

Usted vivió muy de cerca el Dream Team. Una época muy polarizada por Cruyff y Núñez en la que a menudo se le etiqueta como un personaje más cercano al expresidente… 

Yo he tenido muy buena relación con los dos. Yo al principio formaba parte de los periodistas que estábamos mal vistos por Núñez. Pero esto da muchas vueltas. Porque algunos de los postergados habían sido más nuñistas que Maria Lluïssa Navarro. A mí me agredieron ‘els morenos’ por ser antinuñista en la puerta del Palau. Pero con el paso de los años pasó aquello de que el roce hace el cariño.  

Fíjese si había cariño que en una entrevista que le hizo terminó llorando… 

Sí. Eso fue muy curioso porque era antes de la final de Wembley. Queríamos que viniera Cruyff, pero como el equipo ya había partido hacia Londres, trajimos a Núñez. Y justo antes de entrar en el plató, estábamos comentando algo de Cruyff, y va y nos dice: “Hoy os daré una bomba”.

Y así comenzó el programa.... 

Entramos en el plató sabiendo eso y claro yo lo iba pinchando. Entonces le pregunte: ‘¿Oiga, si se gana la Copa de Europa, avanzará la elecciones?”. Y fue cuando dijo: ‘No solo eso, sino que no me presentaré’. Ahí es cuando le pregunto si lo ha hablado con su mujer, y  él se derrumba. Al cabo de unos años le dije, ‘mira, presi, a mí toda aquella historia de que lo habías hecho para quitar presión al equipo no me la he tragado nunca’.  Y él me dijo: ‘El tema fue que a nosotros nos había llegado del entorno de Cruyff que si se ganaba la Copa de Europa, Johan lanzaría una especie de pulso, o Núñez o yo’, en uno de los balcones de la Plaça Sant Jaume.  

¿Tal cual? 

Sí. Era una forma de anticiparse al pulso. Johan quedaba como un boxeador que no tiene un rival delante y tira golpes al aire. 

¿Qué me dice de su trato con Cruyff?

Yo tuve un trato muy cercano en su etapa de entrenador. Pero hubo una época, cuando salió del Barça, que me dolía que cada vez que abriese la boca fuera para tirar porquería. Y eso me hizo distanciarme, reconociendo que es el personaje que cambia la historia reciente del club. Cruyff es el autor de la obra, pero detrás tuvo una base sólida. Para mí el problema entre Núñez y Johan es que parecía que se disputaban los derechos de autor de aquella gran obra.