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Leo Messi no lo pudo celebrar

La fiesta dentro del vestuario visitante de El Madrigal tuvo un gran ausente. Y es que el crack argentino estaba pasándolas canutas en el control antidoping 

Messi no pudo celebrar la clasificación para la final

Messi no pudo celebrar la clasificación para la final / sport

Javier Miguel

Nada más acabar el partido en El Madrigal, algunos jugadores se fundieron en un sentido abrazo en el mismo terreno de juego, conscientes de la importancia de llegar a una final. El primer objetivo de la temporada se había cumplido y se había logrado además de una forma inapelable: ocho victorias en los ocho partidos disputados.

Dentro del vestuario se desató un poco más la euforia, aunque con mesura. ¿El motivo? Había un compañero que no estaba para mucha jarana tras confirmarse su lesión en el tobillo derecho y que sus posibilidades de ayudar al equipo ante el Manchester City y el Real Madrid eran muy remotas. Triste, cariacontecido y cabizbajo, Sergio Busquets iba recibiendo el consuelo de sus compañeros.

Quien tampoco pudo estar con el equipo durante los momentos de más euforia fue Leo Messi. Y no porque el jugador quisiera desligarse a las celebraciones o mostrara una actitud díscola ni mucho menos sino porque el sorteo quiso que él fuera uno de los escogidos para pasar el control antidoping -ya sabemos que esta temporada el argentino no está teniendo mucha suerte en este tipo de controles porque siempre le toca pasar por el aro (especialmente dolido se mostró cuando le hicieron pasar por un doble control de sangre y orina a principios de diciembre a través de una petición del Consejo Superior de Deportes mientras que el resto de compañeros solo tuvieron que hacer el de orina)-.

Además, para más inri, el control se demoró porque el jugador no podía miccionar, por lo que apenas pudo celebrar con sus compañeros esta importante victoria que da el pase a una final. En cualquier caso, no estuvo solo en el control antidoping ya que le acompañó su compatriota Javier Mascherano. Pero el jefecito sí pudo pasar el control sin mayores contratiempos y le dio aún un poco de tiempo para estar con los suyos en el vestuario celebrando el pase a la final de Copa.

De hecho, el vuelo acabó retardando su salida casi una hora porque la expedición blaugrana estuvo esperando pacientemente a que el crack argentino saliera de los lavabos. En este caso no partió el autocar y se esperó a que un coche particular llevara al argentino al aeropuerto de Castellón sino que todo el autocar esperó en El Madrigal a que Messi acabara de pasar el control para dirigirse hacia la aeronave.

Los habituales cánticos y celebraciones que se vivieron en el vestuario pasaron a una felicidad contenida durante los casi cuarenta y cinco minutos del trayecto hasta el aeropuerto. El conductor puso el compact disc que le dio Dani Alves, que por cierto pagaba tras el partido con su cara porque no le gustó nada ver el encuentro en el banquillo, y disfrutaron del viaje escuchando música y comentando el partido, pero sin tampoco mayores estridencias de euforia.

Por cierto, Josep Maria Bartomeu prefirió pasar en un modesto segundo plano nada más acabar el partido, hasta el punto que optó por ni tan siquiera entrar en el vestuario con el fin de que nadie le quitara el protagonismo a la plantilla. Quien solo entró unos minutos para felicitar a Luis Enrique y a los jugadores fue el vicepresidente deportivo, Jordi Mestre, quien se mostró entusiasmado ante el logro conseguido por el equipo.

En cualquier caso, los jugadores tampoco dieron aún rienda suelta plenamente a sus emociones durante la celebración en el vestuario visitante de El Madrigal porque son conscientes que todavía no se ha ganado nada y que el camino para ganar títulos esta temporada no ha hecho más que empezar.