CHAMPIONS LEAGUE: FC BARCELONA - BAYERN MÚNICH

Las semifinales de Pep Guardiola y Leo Messi

El Camp Nou vivirá esta noche (20.45 horas) uno de los partidos más hermosos que pueden presenciarse en el mundo con el FC Barcelona-Bayern Múnich

Toni Frieros

Las cosas no son solamente lo que son, también lo que significan, su envoltorio... Por eso el Barça-Bayern de esta noche no es solamente un partido de fútbol. Llega rodeado de un aura que no podría tener ningún otro encuentro. Por muchos motivos.

Ayer hizo tres años justos que Leo Messi le marcó cuatro goles al RCD Espanyol en el Camp Nou. Al anotar el último, se marchó corriendo hacia el banquillo del Barça y allí se abrazó a Pep Guardiola. Era el último encuentro del técnico como azulgrana, que ya había anunciado su adiós. Esta noche vuelve Pep. Seguramente sentirá un cosquilleo especial en su estómago cuando baje por las escaleras del túnel y asome su cabeza por el Estadi.

Él fue el arquitecto del mejor Barça de todos los tiempos, el impulsor de una filosofía de juego que le dio al club prestigio y un sinfín de títulos. Entre otros, dos Champions League, tres Ligas, dos Mundiales de clubs...

Aunque ayer dijera Guardiola que no “he venido a recibir un homenaje” y si hacer su trabajo, que es llevar al Bayern a la final, es indiscutible que se emocionará cuando el Camp Nou le aplauda. Porque le aplaudirá. La afición azulgrana siempre ha sido muy cariñosa con los suyos y a Pep lo adoran.

El técnico está intentando hacer en el Bayern lo mismo que logró con el Barça: marcar una época. Es consciente que, para lograrlo, obligatoriamente, tiene que reinar en Europa.Y el Barça, por su parte, de la mano de Luis Enrique, desea repetir ese sendero de gloria iniciado en 2008 y terminado con Martino en el banquillo.

El Barça parece haber vuelto por sus fueros de la mano de un Leo Messi cuya ambición personifica las virtudes de un equipo que ha sabido llegar a la parte final de la temporada en disposición de ganarlo todo. Sí, el triplete...

Si fuera así, si este Barça acabara la temporada levantando la Champions, la Liga y la Copa, igualaría al de Guardiola en la temporada 2008-2009. Por lo tanto, esta noche también está en juego esa supremacía.

Y precisamente Pep sabe a ciencia cierta que la ambición de Messi, y el resto del equipo azulgrana, es esa: volver a ser la referencia del fútbol mundial. Uno de los dos, Barça o Bayern, se quedará fuera de esa lucha.

El equipo bávaro llega a la cita con un elevado número de bajas. Y de postín; Alaba, Robben, Ribèry. El Barça, por contra, con todos sus efectivos en un momento dulce, especialmente sus tres delanteros, que forman el mejor triplete de ataque del mundo. Se miden los dos mejores defensas de Europa, las dos mejores delanteras y los dos equipos que más y mejor tienen el balón. Por lo tanto, sería imposible poder enfrentar, aunque con matices, a dos equipos tan iguales. Imposible en estos momentos en todo el panorama futbolístico mundial.

Pep, por encima de todo, teme a Messi. Y le teme porque él sabe mejor que nadie que cuando el argentino está inspirado no hay estrategia humana que lo frene. Bueno, sí, a base de patadas, como en su época intentó hacer el Madrid de Mourinho y que el propio Guardiola sufrió en sus carnes: <strong>“Estando como está no hay defensa que lo pueda parar. Es imposible. No hay entrenador que lo pueda conseguir”</strong>, dijo ayer Pep refiriéndose a Messi.

También todo el barcelonismo confía en otra noche magistral de su gran estrella y que le acompañe todo el equipo, como viene siendo habitual en los últimos meses. Y tampoco podemos obviar que la visita del Bayern tiene un cierto sabor a desquite o venganza. Hace precisamente dos años, con Heynckes en el banquillo, el conjunto bávaro infligió al Barça una dolorosa derrota. Es cierto que en aquel 4-0 influyeron mucho los errores arbitrales y que la vuelta era un trámite, pero dolió. Y mucho. Es el momento de sacarse esa espina ante el hombre que ayudó al Barça a ser más grande todavía. Y miren por donde hoy se cumplen seis años del milagroso gol de Iniesta en Stamford Bridge. ¿Les suena?