Calles de Barcelona

De Gamper a Samitier, 'paseando' por Sunyol

Pasear por Barcelona puede convertirse en todo un ejercicio de memoria histórica deportiva

La Joaquim Blume fue la primera calle dedicada a un deportista

La Joaquim Blume fue la primera calle dedicada a un deportista / SPORT

Cristina Pérez

Representantes políticos, eclesiásticos y diversas ciudades copan la mayoría de los nombres del callejero barcelonés. Pero si uno se empeña puede encontrar el nombre de deportistas y dirigentes deportivos en las placas repartidas por la bella Ciudad Condal.

Siguiendo la pista de Juli Pernas en su blog 'BarcelonaSportiva', descubrimos que la Joaquim Blume fue la primera calle dedicada a un deportista. El nombre del encargado de poner a la gimnasia española en el mapa internacional sustituyó en 1979 al del General Moscardó, delegado nacional de deportes en la época de Franco y presidente del Comité Olímpico Español.

Tras la Calle Blume llegó la que recuerda al que fuera guardameta de Barça, Espanyol y Real Madrid Ricardo Zamora, situada en la zona del mítico y desaparecido estadio de Sarrià.

Alrededor del Camp Nou encontramos el vial destinado a la memoria de Josep Samitier, también ex futbolista de Barça y Madrid. Y en el barrio de Les Corts se conmemora al fundador del FC Barcelona, Hans-Max Gamper Haessig, conocido en España como Joan Gamper.

Juan Manuel Surroca apunta en su espacio de 'El Marcador' que Barcelona también conmemora al billarista Joaquín Domingo, así como al ciclista Mariano Cañardo, al introductor del baloncesto en España, Eusebio Millán, y a Minicius Natalis, el primer barcelonés campeón olímpico en los juegos de la antigua Grecia.

Y no nos olvidemos del que fuera el 22º presidente del FC Barcelona, Josep Sunyol, y la primera mujer directiva culé, Ana Maria Martinez Sagi, que también forman parte del callejero barcelonés.

Para los que se pregunten porqué mitos del barcelonismo como Johan Cruyff, Carles Rexach, Ronald Koeman o los más actuales Xavi Hernández o Leo Messi no tienen una calle dedicada en la Ciudad Condal, la explicación es sencilla.

A diferencia de lo que ocurre en otros municipios, la normativa vigente en la capital catalana impide que se le ponga a una calle o plaza el nombre de una persona viva. La única excepción es el rey Juan Carlos I.