LIGA BBVA 2015/2016: SEVILLA - FC BARCELONA

"Estamos jodidos"

Un jugador del FC Barcelona le cuenta a un aficionado el estado anímico de la plantilla tras la derrota en Sevilla

El viaje de regreso de hizo muy largo

El viaje de regreso de hizo muy largo / sport

Javier Miguel

El vuelo apenas duró una hora y media entre Sevilla y Barcelona, pero a más de uno le pareció que viajaba en un tren de mercancías, haciendo realidad la teoría planteada por el físico Albert Einstein de que el tiempo es relativo. Fueron casi tres horas –entre el pitido final y la llegada al aeropuerto de El Prat- de silencio sepulcral, rostros alicaídos, cabezas agachadas y mucha preocupación. Algunos de los que viajaron con el equipo –los periodistas ya no podemos para mayor tranquilidad del vestuario según reconoció el propio Luis Enrique- definieron las horas vividas junto al equipo como “un funeral”.

Y es que todo el mundo era consciente que la situación era preocupante y que la solución aún tardará en llegar, por lo que han de ponerse las pilas si no quieren empezar a dejar títulos en la cuneta. 

“Estamos jodidos”, así respondió un jugador cuando un aficionado le preguntó en la puerta de embarque por el estado anímico del vestuario tras la derrota. Ni más alto ni más claro. Dos palabras que dejaban bien patente el sentir de un vestuario herido en su orgullo, consciente que no se están haciendo las cosas bien y que deja para otros las excusas de la mala suerte o la labor arbitral. La sensación que se respiraba ayer es que solo ellos pueden sacar esto adelante y que en los momentos complicados en cuando el grupo ha de estar más unido, haciendo un frente común a las adeversidades.

En cualquier caso, si alguien esperaba una reacción de Luis Enrique alentando a sus hombres, arengándolos tras la derrota sufrida en Sevilla o hasta abroncándolos por su falta de acierto en los metros finales, tendrá que esperar a mejor ocasión, porque el técnico asturiano se contagió de la pesadumbre que invadía el vestuario, parapetándose en sus ayudantes del cuerpo técnico durante el viaje. No habló con ningún jugador ni con ningún directivo –no viajaba el presidente Bartomeu con la expedición-. Y es que quizás no haga falta decir nada. La situación es la que es y todo el mundo ya sabe lo que ha de hacer para salir de este agujero que se encuentra el equipo desde que Messi se lesionó.

Seguramente Luis Enrique no quería hacer tampoco más sangreaunque en rueda de prensa diera un toque de atención a los cracks del equipo para que espabilen de cara a puerta, consciente que el mejor bálsamo es el tiempo, sí el mismo que parecía alargarse hasta el infinito durante el vuelo. Pero no fueron solo esos 90 minutos, sino también en el vestuario del Sánchez Pizjuán y después en el autocar que les llevó al aeropuerto de<strong> Sevilla,</strong> el silencio se convirtió en el único testimonio de una plantilla ‘tocada’.

Ahora la mayoría de jugadores del Barcelona se incorporarán a las selecciones, por lo que no será hasta dentro de diez días que Luis Enrique pueda volver a contar con el grueso de sus jugadores. Al menos tiene la ventaja que en esta ocasión ni Neymar ni Suárez viajarán con sus selecciones al estar ambos sancionados.

Eso le permitirá, sin duda, trabajar con mayor tranquilidad estas dos semanas donde ha de acondicionar a sus hombres para un calendario donde aún no podrán contar ni con Iniesta, al menos los próximos tres partidos, ni con Messi, por lo menos siete