El mundo privado de Valverde

El gran reto de Valverde

El gran reto de Valverde / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

"Sus fotografías muestran un mundo que no es hogar, ni es casa, ni país, con espacios que son hoteles, aviones, autobuses, campos de fútbol, zonas turísticas y, en general, lugares solitarios o lugares en los que cualquier persona se sentiría sola. Solitarias parecen, efectivamente, la mayoría de las personas que aparecen en ellas". En el libro Medio Tiempo, la primera publicación que recogió el trabajo fotográfico de Valverdeel escritor Bernardo Atxaga dejaba entrever el perfil recogido del nuevo entrenador del Barça.

"En el fondo es un tímido", aseguran personas que lo conocen bien. Un tímido al que le gusta tener su espacio, que disfruta de momentos buscados de soledad. Ya en su etapa como futbolista era habitual verle desaparecer durante las concentraciones. En el Espanyol, por ejemplo, dejaba el hotel, cámara en mano, y ampliaba su colección de fotos.

La mirada del Txingurri

Cuando más insospechada era la ciudad o el pueblo, más interés le despertaba. De esa época, del negro recuerdo de la UEFA de Leverkusen, mantiene un grupo de WhatsApp del que forma parte, pero en el que apenas interviene

Desde entonces vive siempre con las maletas a punto, la vida de un nómada, algo que reflejan sus fotografías, siempre atentas a nuevos paisajes y retratos. Por ahí por donde pasa despierta unanimidad: Valverde es un tipo medido, discreto por lo general, y sobre todo un pacificador. "El fuego se apaga con agua, no con gasolina", sostiene el técnico.

Valverde nunca fue un radical; más bien un tipo sensato con una gran adaptabilidad

Los que compartieron vestuario con él a finales de los ochenta y principios de los noventa no intuyeron que ahí habría un futuro técnico. Valverde era un futbolista atípico. Más allá de su pasión por la fotografía, no era muy amante del tercer tiempo. No era un loco del fútbol y en el vestuario era más de escuchar que de hablar. Tampoco ahora, como técnico, se obsesiona con el postpartido; cuando llega a casa, desconecta del fútbol.

Pichi Alonso recuerda lo bien que encajaba la suplencia, incluso en los partidos más importantes. "Nunca se quejaba, ni siquiera cuando supo que no sería titular contra el Leverkusen. No era un cabeza loca; se juntaba con los vascos y era más de escuchar que de dar voces"

Fue Clemente quien le puso un mote que haría fortuna. Un apodo que le acompañará toda la vida y que el rubio de Baracaldo comenta, socarrón, siempre que se lo recuerdan. Lo explicaba así en el diario Deia: "Yo tenía un barco que se llamaba Txingurri, por aquello de ser hormiga en euskera. Cuando Ernesto tenía 22 años era delgadito y pequeñito, por lo que le llamaba Txingurri. Resulta que igual no le gustó y en ese caso le hice una faena, porque se le ha quedado para siempre, pero era un apodo cariñoso".

Desde entonces es el Txingurri, una institución en el Athletic, club del que sale con todos los honores. Pero contrariamente a la sensación general, Valverde creció siendo hincha de otro club. "Mi equipo de infancia no era el Athletic, era el Deportivo Alavés", aseguró en una entrevista a SPORT el año 1988.

Aroma Cruyffista

En el Barça se le recuerda como un extremo clásico y a pesar de su corta estancia en el club destila cierta aroma cruyffista. Sobre todo por su tendencia a que sus equipos sean protagonistas. Incluso en un Athletic con una tradición muy arraigada de fútbol directo, ha sido capaz de darle una vuelta de tuerca con futbolistas como Beñat

Pero Valverde nunca fue un radical; más bien un tipo sensato con una gran adaptabilidad. "No se gana con la posesión, sino con las ocasiones", recordó en su etapa en el banquillo del Espanyol. Sus equipos han tenido muchas caras y aunque a menudo se ha decantado por un 4-2-3-1, no debería extrañar a nadie que ahora se ciña al habitual 4-3-3 del Barça. 

"El fuego se apaga con agua, no con gasolina"

Cumplidos los 53 años, casado y padre de tres hijos, en el conjunto blaugrana vivirá el grant reto de su carrera. Pero cuando hay dificultades al Txingurri le sale la vena vasca: "Si me embarco en alguna aventura tiene que ser un poco difícil, las que han parecido más fáciles no me han ido bien”