liga bbva 2015/16: real betis-fc barcelona

El Barça sobrevive al Villamarín y acelera hacia la Liga

Leo Messi lidera al Barça en la segunda parte y el equipo supera el trago del Villamarín gracias a los goles de Rakitic y Suárez

Javier Giraldo

A falta de fútbol, el Barça tiró de empuje y de coraje para acelerar hacia el título de Liga: sobrevivió a la experiencia del Benito Villamarín para superar al Betis gracias al talento de Messi y a los goles de Rakitic y Suárez, ambos en la segunda mitad, que consolidan el liderato blaugrana a falta de dos partidos para el cierre del campeonato.

Fue un partido agónico; un mal trago necesario para no perder pie en la pelea por el título. El Barça se topó con un Betis muy combativo, empeñado en convertir el partido en una guerra de guerrillas, y con la presión añadida de saber que Madrid y Atlético habían ganado sus partidos. 

El Barça se trabajó la victoria con tanta paciencia que por momentos, la Liga parecía estar en peligro: en la primera parte, el equipo blaugrana jugó con la dejadez propia de los primeros días de agosto. Parecía que el Betis se jugaba la vida y el Barça solo el prestigio, de tanto que se igualaron las fuerzas en el Villamarín. Apenas se contaban ocasiones en un partido plano y atascado, de ritmo lento; puro veneno para un equipo que aspira a ganar la Liga.

Solo la expulsión de Westermann, por dos amarillas absurdas, parecía aliviar a un Barça obligado a sobrevivir en un entorno hostil. Consciente de que la Liga se gana en cada balón, en cada jugada, el equipo de Luis Enrique reaccionó a tiempo.  

Al Barça se le está haciendo interminable la temporada: el equipo ha llegado al tramo final sin gasolina, agotado física y mentalmente, sumergido en la espesura. Cada partido es un dolor de cabeza y el del Villamarín no fue una excepción. Fue un ejercicio de supervivencia para no perder una Liga que ya se daba por ganada hace poco más de un mes. El esfuerzo de ganar la Liga dos veces le está pasando factura a un equipo saturado de fútbol y que pide a gritos unas vacaciones.

Ni el césped, demasiado alto; ni el árbitro, Mateu Lahoz, contribuyeron demasiado al espectáculo: tuvo uno de esos días en los que está encantado de conocerse y de sacar a pasear las tarjetas, sintiéndose protagonista del espectáculo aprovechando que las estrellas no aparecían. 

En la segunda parte, el Barça apretó el acelerador. Sin margen de error, el equipo se lanzó a por el partido luchando contra el Betis y contra el reloj. El tridente, desaparecido en la primera parte, pidió la palabra para poner la cosas en su sitio. Apareció Messi, que se movió entre líneas con la soltura de un bailarín. Irrumpieron también Neymar (sin suerte de cara a gol, pero mejor en el desborde) y Suárez: fallón al principio, decisivo al final para echar el cierre al partido.

Adán, justicia divina

Adán, el portero del Betis, se dio de bruces contra sus propias palabras. "Queremos joderle la Liga al Barça", había confesado días atrás. Y poco después del descanso, se tragó un balón inocuo que Messi había colgado al área. Lo recogió Rakitic, el rey de las segundas jugadas, un depredador de los errores ajenos, para marcar uno de los goles más importantes de la temporada; el que mantenía al Barça al frente de la Liga. 

Pero el partido no se cerró con el gol de Rakitic. El Betis se estiró y puso en apuros el resultado. Temblaba el Barça por momentos, hasta que Messi decidió que las dudas se habían terminado. El argentino asumió el timón del partido en medio de la tormenta. Jugó e hizo jugar: el argentino fue un analgésico para sus compañeros, un bálsamo, un salvavidas.

Messi habilitó a Suárez, que se quedó solo ante Adán y erró incomprensiblemente uno de los goles más fáciles de su carrera. Iba camino del psicólogo Suárez, ofuscado y sin suerte, hasta que se liberó a falta de diez minutos, aprovechando una deliciosa asistencia de Messi para -ahora sí- batir a Adán y ponerle el candado al partido.

El 0-2 deja al Barça a un paso de proclamarse campeón: podría hacerlo la semana que viene. Y en el peor de los casos, en la última jornada ante el Granada. Lo importante es que todo depende de los muchachos de Luis Enrique