El día más feliz de Alejandro

Alejandro conoció a Andrés Iniesta

Alejandro conoció a Andrés Iniesta / sport

Esther Blasco

Esther Blasco

La madre de Alejandro, un niño de 11 años ingresado en Sant Joan de Déu, narra el inolvidable encuentro de su hijo con Andrés Iniesta.

Los futbolistas viven a menudo en una burbuja de irrealidad. Sin llegar a ser conscientes del privilegio que supone, por ejemplo, no sufrir por llegar a fin de mes, muchos prefieren refugiarse en su mundo fantástico. En algunos casos, sin embargo, utilizan su posición para hacer más llevadero el día a día de los que viven peor suerte. 

El capitán Andrés Iniesta pertenece al segundo grupo. El jugador colabora de forma activa con una decena de asociaciones y organizaciones benéficas. Para el manchego son habituales las visitas a la casa de la Fundación Ronald McDonald en Barcelona, en la que residen niños que necesitan recibir tratamiento en el hospital Sant Joan de Déu y sus respectivas familias.

Iniesta tardará en olvidar su última escapada al centro, hace solo unos días. El jugador se presentó prácticamente por sorpresa para visitar a su fan número 1, Alejandro, un pequeño de 11 años que acababa de recibir el alta hospitalaria tras quince días ingresado. 

“Fue el día más feliz de su vida”, recuerda emocionada Ana Belén, madre del niño y cómplice de Andrés. El jugador había recibido días antes la llamada del gerente de la casa de la Fundación, Pere Casas, explicándole la devoción que el joven toledano sentía hacia el capitán del Barça. En cuanto se enteró que Alejandro había recibido el alta se presentó en la casa. “Venía de entrenar y solo nos repetía que sentía no haber traído ningún regalo”, sin pensar que su presencia ya era suficiente como para alegrar una semana entera a los residentes.

Fue tal el estado de entusiasmo de Alejandro -quien necesita silla de ruedas para desplazarse-, que incluso se puso en pie en cuanto vio a su ídolo, “¡no se había levantado ni cuando vino a ver a los niños Pau Gasol!”, rememora su madre, quien reconoce que la pasión de su hijo por Iniesta es solo comparable a la que siente por Iker Casillas.

Alejandro y su familia llegaron a Barcelona el pasado mes de julio para iniciar un duro tratamiento. Desde agosto residen en la casa de acogida. Ahora, cuando la enfermedad ha llegado a una etapa complicada, la visita del capitán azulgrana se convirtió en un balón de moral y fuerza para el pequeño y su familia.

“Como persona vale mucho más que como futbolista, y eso es mucho decir. No paró de repetir a Alejandro que era un campeón”, después le firmó un balón y una bandolera del Barça, de la que el pequeño no se ha separado desde entonces. La sorpresa no acabó ahí. Después de despedirse, Alejandro se fue a comer. Al volver, Iniesta le había hecho llegar una camiseta del Barça de su colección personal firmada y dedicada, que ya está enmarcada y siempre presidirá su habitación.