FC BARCELONA

Confidencial SPORT: El secreto del éxito de Luis Enrique

Los logros deportivos de este Barça son incontestables. Detrás de todos estos éxitos, casi agazapado en el anonimato, se esconde la figura de Luis Enrique, que ha asentado unos cimientos que combinan la calidad dentro del terreno de juego con la gestión fuera de él. El técnico blaugrana, al igual que los cracks y jugadores del equipo, ha evolucionado en busca de la excelencia

La plantilla azulgrana, en el aeropuerto de El Prat antes de partir hacia Londres

La plantilla azulgrana, en el aeropuerto de El Prat antes de partir hacia Londres / sport

Javier Miguel

Récords y más récords. El Barça 2015-16 sigue fiel a su línea: victorias, registros únicos y el convencimiento pleno que la leyenda azulgrana está más vigente que nunca. El vestuario destila felicidad en su conjunto y los cracks no dan abasto a los reconocimientos individuales. Sin embargo, por voluntad propia, una figura vela por el colectivo ajeno a casi todos los elogios, buscando en la medida de lo posible el anonimato más absoluto. No es otro que Luis Enrique.

Camino de su segunda temporada en el banquillo del equipo barcelonista, el técnico asturiano, al igual que sus futbolistas, se ha pulido y ha evolucionado en busca de la excelencia. A día de hoy, no existe un entrenador que esté en condiciones de equipararse a su trayectoria al frente del FC Barcelona.

Los éxitos deportivos de este Barça son abrumadores. De la mano de Luis Enrique se han asentado unos cimientos que combinan a la perfección la calidad dentro del terreno de juego y la gestión fuera de él.

Fundamento. Tres son los pilares fundamentales sobre los que el técnico azulgrana lidera un proyecto único. El primero, el más vigente, hace referencia al trabajo individualizado para exprimir al máximo a la plantilla. Luis Enrique y su cuerpo de auxiliares son unos obsesos de la preparación física. Vaya por delante un dato estremecedor para todos los rivales: el mejor Barça 2015-16 está por llegar. Según las previsiones, la preparación está encaminada para que a mediados de marzo el equipo alcance su punto más álgido. Un estado de forma óptimo que se debe prolongar hasta final de temporada. Adiós a los problemas musculares derivados de una pretemporada marcada por la gira y ni rastro de las supuestas secuelas físicas provocadas por el Mundial de Clubs. El Barça de Lucho es inmune a estos elementos.

Fidelidad. Si en aspecto físico, Luis Enrique y los suyos son fieles a su filosofía, en todo lo referente a la gestión del colectivo, el técnico ha demostrado que posee la cintura y la humildad suficientes para dar un paso atrás y aplicar nuevos enfoques a un vestuario que amenazaba con una revuelta. Dos elementos fundamentales han contribuido a dinamizar un colectivo que anda más unido que nunca. Los problemas de Messi en San Sebastián y Neymar en Sevilla han pasado a mejor vida. El entrenador asturiano no solo ha entendido las particularidades de ambos integrantes del tridente sino que ha aprendido a convivir con ellas con cierta normalidad. De la mano de los capitanes, el colectivo no solo se ha armonizado sino que ha sido capaz de consolidar un bloque a prueba de todo tipo de afrentas externas.

Un punto y aparte merece la figura de Javier Mascherano. El Jefecito se ha erigido en pieza fundamental para sellar grietas y establecer todo tipo de puentes de contactos entre jugadores, técnicos, directivos y diferentes estratos del club. Su peso específico va a más. La inteligencia de su juego se traslada al santuario de un vestuario cohesionado y hermético.

Pero Luis Enrique quiere más. Su nivel de exigencia a la plantilla está acorde a sus reivindicaciones ante la directiva. Y es que Lucho también entiende que el club debe dar un paso al frente para solventar carencias evidentes en los últimos meses. Por ejemplo, en el área deportiva. Ausente Andoni Zubizarreta, Luis Enrique exige su cuota de participación en la remodelación de la plantilladel primer equipo. 

El técnico, ahora sí, se implicará y hará valer su poder para sentenciar altas y bajas en la futura plantilla. No se limitará a opinar y recomendar, el nuevo rol del entrenador irá más allá en su capacidad ejecutiva.