El ex defensa azulgrana cuelga las botas

Christanval aparca el mundo del balón para dedicarse a la joyería

El Barça pagó en su día una fortuna por un jugador que sólo ha cosechado fracasos y que dice adiós a los 29 años

Tomàs Andreu

Philippe Christanval no deja de sorprender. El defensa francés, con sólo 29 años a sus espaldas, ha decidido colgar las botas de forma prematura. Una decisión inesperada y que también se ha debido en buena medida al hecho de que el cuerpo técnico del Blackburn Rovers desestimó su incorporación tras no superar un periodo de pruebas. El galo parece que ha dicho basta y ha optado por un cambio radical en su estilo de vida. Adiós al fútbol profesional y bienvenido a su auténtica pasión: el mundo de la joyería.

El declive de Christanval ha sido una constante desde el día que se marchó del Mónaco. Entonces vivía su época dorada, donde los múltiples informes que presuntamente figuraban sobre su persona remarcaban su supuesta calidad y elegancia en el desplazamiento de balón. Otro detalles a tener en cuenta es que en aquellos años formaba un tándem poderoso junto al joven Rafa Márquez.

El Barça de Carles Rexach, ávido de caras nuevas, arriesgó y puso sobre la mesa alrededor de 18 millones de euros para incorporarle en sus filas. Pero la decepción fue total y absoluta. El central fracasó por completo durante las dos temporadas que militó en el vestuario azulgrana y el club a duras penas pudo prescindir de sus servicios. Y eso sin olvidar que el jugador contó con todas las oportunidades del mundo e incluso estuvo en la nómina de la selección francesa que disputó el Mundial 2002 -Francia cosechó un rotundo fracaso y cayó en la primera ronda-. El Olympique de Marsella fue su nuevo destino sin dejar un solo euro en la caja. Un negocio ruinoso.

Christanval tampoco levantó cabeza en su segunda etapa en el fútbol francés. Su transcurrir en el Olympique fue más que discreto y, como tantos otros jugadores franceses, quiso probar fortuna en el fútbol inglés. El Arsenal debía ser su nuevo destino, aunque su compatriota Arsène Wenger se plantó en primera instancia y se negó por completo a incorporar a un defensa que no destacaba precisamente por su rapidez en los desplazamientos y contundencia en las acciones de corte.

Ya en plena época de rebajas, el Fulham fue el siguiente equipo que decidió dar cobijo al defensa. Como siempre, Christanval no dejó huella, se limitó a cumplir con su contrato y el club le notificó que no tenía la más mínima intención de ofrecerle la renovación. Es decir, puertas abiertas para que buscara acomodo en otra entidad.

Un último intento fallido por convencer al Blackburn hace sólo unas semanas hizo recapacitar por completo a Philippe Christanval. El defensa, harto de tantas frustraciones y con los bolsillos más que solventes, ha dado rienda suelta a su gran pasión: la joyería. Ni corto ni perezoso ha abierto su primera franquicia en Londres. La City ya goza de otro establecimiento de lujo regentado por uno de esos jugadores que ha sido capaz de permanecer casi una década entre la elite del fútbol sin aportar nada más que unos cuantos detalles. El resto, un sinfín de desengaños.