Un Barça sin 'Alegría' ni juego se deja media liga en el Villamarín

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

La historia se repite. Un Barça que se activó por enésima vez solo cuando se vio contra las cuerdas completó un horroroso partido en el Benito Villamarín y deja su persecución al Real Madrid en papel mojado. Los de Luis Enrique, espesos en ataque y en defensa, nunca tuvieron el control del partido y merecieron ir por detrás mucho antes del 73’, cuando Alegría puso el 1-0. A la desesperada, los azulgranas rescataron un insuficiente punto en el último suspiro que, más que un alivio, deja todavía más contrariado al barcelonismo, ya que el equipo sí podía y pareció no querer.

No es nada nuevo que a Luis Enrique le gusta jugar con fuego. Así solemos llamarlo los periodistas cuando las rotaciones no salen bien, aunque el asturiano ha demostrado reiteradamente que sus cambios masivos en el once son impermeables a cualquier situación. Y la de este domingo en el Benito Villamarín era, de nuevo, límite. No tanto por la dificultad del partido sino por la obligación que tiene el Barça de sumar de tres en tres en la Liga sin ‘regalar’ más puntos de esos con los que cuentas a principio de temporada.

Dirá que no, pero resulta evidente que el técnico azulgrana pensó en el partido del miércoles ante el Atlético de Madrid a la hora de hacer la alineación. Sobre todo, en la zaga, donde Piqué estuvo acompañado de tres suplentes: Aleix Vidal, Mathieu y Digne. En el centro del campo, más cambios: el ‘sevillista’ Rakitic hizo de Busquets en feudo hostil,  mientras que Arda Turan le ganó esta vez la partida a André Gomes, que empezó en el banquillo.

Poco duró en él Víctor Sánchez del Amo. El técnico del Betis se levantó ya en el primer  minuto para dar ódenes a los suyos, que se encontraron con un Barça dispuesto a monopolizar la posesión de balón y  a meter a los locales en su cueva. Luis Suárez protagonizó el primer acercamiento de la  mañana al rematar en el segundo palo un centro pasado, pero su golpeo impactó en Mandi y se fue a córner. Un espejismo, ya que todo cambió a partir de la réplica, que fue instantánea. Tras una pérdida de Denis, Piqué tuvo que abortar un peligroso contragolpe cuando ya esperaba Rubén Castro en boca de gol. El canario rozó el 1-0 en un error clamoroso de Digne en la salida de balón, pero su chut mordido lo atajó fácil Ter Stegen.

El susto apagó el empuje inicial de los de Luis Enrique, mientras el Villamarín arrancaba a rugir ante una rosca lejana de Pezzella que el meta teutón enviaba a saque de esquina. Desesperado en la banda, el técnico azulgrana se quitaba el abrigo agobiado ante el alud de imprecisiones de su equipo, la mayoría a cargo de un Rakitic que sigue sin reencontrarse con sí mismo. Mientras  tanto, Rubén Castro seguía coqueteando con el gol en una acción en la que definió mal al estar más pendiente de ser objeto de penalti que de marcar. Qué listo estuvo ahí Denis.

Uno de los pocos intentos de triangulación entre Messi, Neymar y Luis Suárez acabó en saque de banda a favor del Betis y con los tres delanteros mirando al suelo. Perfecto ejemplo gráfico de lo que fue el Barça entre el minuto 10 y el 40. Justo antes del descanso, y de la nada, Neymar tuvo la clara ocasión de los culés en la primera parte.  Sí, ‘la’, porque solo fue una, pero Adán le ganó el mano a mano tras una asistencia marca de la casa de Messi.

No dio buenos síntomas el enfermo tras la reanudación. En medio del desorden, Aleix disparó demasiado cruzado en una buena internada por la derecha y, acto seguido, un mal control de Luis Suárez, muy espeso, echó al traste lo que hubiera sido un tres contra uno.

En busca de un cambio de guión, ‘Lucho’ dio entrada a André Gomes en lugar de Denis Suárez, que, como mínimo, estaba rindiendo tanto o más que Rakitic y Arda. Lo primero que se encontró el luso en el terreno de juego fue un regalo de Ter Stegen, que se equivocó recortando fuera de su área y casi le cuesta un disgusto al barcelonismo.

Sin ningún tipo de control y con el Betis cada vez más convencido de que el triunfo era posible, el partido se fue rompiendo. Y a decir verdad, con la ‘MSN’, la ruleta rusa no parecía un mal trato para el Barça. De cara a los últimos 20 minutos, Luis Enrique modificó el tablero de ajedrez colocando un 4-2-3-1 con Aleix Vidal de extremo.

No se rindió el Betis. Ni de lejos. Ceballos probó fortuna desde su casa pero se encontró con el travesaño. La madera salvó al Barça y volvería a hacerlo un minuto después, cuando, con Ter Stegen batido, Rubén Castro envió el cuero a la cepa del poste. Pero de tanto ir el cántaro a la fuente, al final se rompió. Alegría aprovechó un balón muerto tras un saque de esquina para hacer justicia y provocar el delirio en el Villamarín.

De repente, como si estuviera esperando un tanto en contra para ir a por el partido, el Barça activó toda su maquinaria en busca de la épica. Pero el asistente le privó de ella con un error de los que tardan tiempo en olvidarse, ya que el remate de Alba había superado claramente la línea de gol. La misma jugada se repitió a continuación tras un centro de Aleix Vidal que tocó en un defensa y que salvó la zaga ‘in extremis’ cuando ya se colaba en la portería de Adán.  Esta segunda acción fue mucho más dudosa.

Con el Barça a la desesperada, los nervios a flor de piel y todo el mundo de pie en el Villamarín, Rubén Castro perdonó la sentencia en un mano a mano con Ter Stegen en el que tuvo todo el tiempo del mundo para pensar.

Perdonó el canario y lo aprovechó el Barça en el último minuto del tiempo reglamentario. Messi puso un balón milimétrico para Suárez y el uruguayo batió a Adán por  el palo corto. Los tres minutos de añadido fueron un asedio de los azulgranas, pero Sergio Ramos viste de blanco y el marcador ya no se movió. El vigente campeón se dejó en Sevilla buena parte de sus opciones de revalidar el título.