CHAMPIONS 2016/17: BORUSSIA M'GLADBACH - FC BARCELONA

Un Barça de laboratorio: así se gestó el gol de Piqué ante el Gladbach

Analizamos al detalle la secuencia del tanto a balón parado que dio el triunfo al Barcelona. El arte del bloqueo y la pizarra de Unzué, paso a paso   

El segundo gol del Barça, al detalle

El segundo gol del Barça, al detalle / sport

Dídac Peyret

"Vi al portero inseguro, me adelanté para buscar el rehace y me salió bien", así resumió Piqué el segundo tanto del Barcelona ante el Gladbach. Esta fue la versión reducida de lo ocurrido, la foto finish del tanto que dio el triunfo al conjunto de Luis Enrique pero hubo mucho más en la secuencia del tanto.

Todo empezó en el pie derecho de Neymar. Nada raro, porque este curso se ha acentuado su jerarquía en las jugadas de córner. Hubo un tiempo en el que Rakitic asumía en muchos casos esta responsabilidad. Ahora es el turno del brasileño.

Ney golpeó el balón hacía el centro del área, pero con un centro medido, buscando el pie de un compañero. Y a partir de ahí se desencadenó una jugada de diseño. Lo exlicó así Geri"Era una jugada de estrategia que iba para Luis [en referencia a Suárez] y yo tenía que bloquear".

No solo Piqué se encargó de liberar a Suárez para que el uruguayo pudiera rematar sin oposición. También Busquets contribuyó en el juego de pantallas sin balón para facilitar el remate del '9' azulgrana.

Suárez recibió dentro del área, cerca del punto de penalti, y remató libre de marca con la pierna derecha. Un balón que cogió fuerza y contó con la contribución del meta suizo Sommer, que no logró atajar el balón

El balón salió mordido del cuerpo del portero y Gerard atacó el balón, aunque antes de rematar tuvo tiempo de acomodarse el balón y esquivar al portero in extremis.    

El Barça de Guardiola defendía los córners en zona; el de Luis Enrique hace una mixta: con tres jugadores marcando al hombre y Piqué liberado

No es una acción novedosa y es habitual en otros deportes como el baloncesto. El objetivo es dejar a un compañero desmarcado y para lograrlo otros jugadores anticipan la trayectoria de su par y bloquean sus movimientos con el cuerpo

Es una estrategia sin balón que ya usaba en Guardiola en su día, cuando Tito era el arquitecto de las jugadas a balón parado. Puyol se benefició en muchas ocasiones de este tipo de situaciones. 

Por qué funcionó

Este tipo de situaciones son más factibles cuando el rival apuesta por una defensa al hombre en jugadas a balón parado. Si el oponente se ordena con una defensa en zona o mixta las posibilidades de éxito son muchos menores.

Lo explica así el exjugador del FC Barcelona, Pichi Alonso: "Si hay un marcaje al hombre es mucho más fácil, porque ahí se generan parejas. Pero si es zonal o mixto normalmente hay un jugador o dos en esta zona intermedia donde se dirige el balón y el jugador que ataca el balón dificilemente quedará liberado". 

 "La pizarra de Unzué ha funcionado a las mil maravillas"  

Se trata de un jugada controvertida, ya que en muchos casos se produce un contacto físico que puede invitar a pensar en que se trate de una jugada ilegal. 

El excolegiado Sergi Albert defiende la legalidad de la jugada. "Las reglas del juego no dicen que no puedas estar en un lugar determinado con un rival o un compañero. Un jugador se coloca en un sitio y en la misma zona hay otro futbolista. Uno hace una táctica y el otro tiene que contrarrestarla. La pantalla es absolutamente legal", explica. 

El factor arbitral

En este sentido recuerda que "la clave es si hay movimiento cuando se produce el contacto en la plantilla". En este sentido, subraya que en este tipo de jugadas de bloqueo, el jugador que lo ejecuta acostumbra a estar estático -se queda clavado- en el momento que puede haber el contacto (aunque previamente se mueva). "Cuando pones los dos pies en el suelo ese espacio es tuyo", destaca. 

"La pantalla es absolutamente legal"

Estar atento a este tipo de estartegias puede ser todo un lío para los colegiados. Albert recuerda una llamativa anécdota para explicar este tipo de situaciones. 

"Había un entrenador, Jaume Oliver [fue técnico en las inferiores del FC Barcelona] que cuando entrenaba al Martinenc ponía cinco jugadores en círculo juntos en el punto de penalti, como si fueran Castellers, y cuando el balón se ponía en juego cada uno salía disparado hacía diferentes posiciones".