La pegada le permite seguir siendo competitivo

El Barça se enfrentará a un Chelsea que sobrevive huérfano de su mediocampo

Abramovich ha focalizado sus grandes desembolsos de las últimas temporadas en reforzar la delantera y la zaga 'blue' dejando debilitado uno de los grandes sellos de identidad del Chelsea de Mourinho

Alfonso Callejas

A las puertas del gran duelo ante el Barça en la ida de las semifinales de la Champions League, la hinchada del Chelsea, fiel prácticamente en su totalidad a 'The Roman Empire' -el imperio orquestado por Roman Abramovich-, suspira por recuperar uno de los sellos identitarios característicos de su equipo en la última década: el sólido mediocampo.

La medular 'blue' fue siempre una garantía, especialmente durante la estancia de José Mourinho en el banquillo de Stamford Bridge, donde pesos pesados como Michael Essien o Frank Lampard vivieron sus mejores años. Ambos formaron un mediocampo rocoso y efectivo junto al francés y exmadridista Makelélé que condujo al Chelsea a la conquista del bicampeonato de la Premier League en las campañas 2004-05 y 2005-06.

Sin embargo, Abramovich jamás consiguió su propósito de completar su particular ejército de centrocampistas con escuderos de lujo. En las primeras campañas, los eléctricos Duff, Robben y Wright-Philips permitían una mayor gama de recursos para confeccionar diversas variantes ofensivas desde los extremos pero los compatriotas de Mourinho, Maniche y Tiago, no llegaron nunca a adaptarse al cien por cien al exigente ritmo del fútbol británico.

El perfil bajo no funciona

En el perfil meramente físico, a la hora de aportar músculo, Abramovich incorporó en diferentes temporadas al exmadridista Geremi y al hoy blanco Lass Diarra. Tanto el francés como el camerunés hacían las labores de centrocampista de contención pudiendo desenvolverse también como laterales. Sin embargo, su nivel jamás hizo sombra a dos leyendas 'blue' como Makelélé o Essien.

Scott Parker o Sidwell fueron otras de las apuestas que no acabaron de cuajar, mientras que Obi Mikel aún hoy, más de un lustro después de su llegada al sur de Londres, sigue buscando su sitio en el mediocampo del equipo a pesar de la evidente decadencia que asola a Michael Essien, fruto de los numerosos problemas físicos del ghanés.

Los 'cromos' no rinden al nivel esperado

Siguiendo la senda del Madrid de los 'galácticos', Abramovich perdió el juicio en más de una ocasión con el objetivo de incorporar a varios jugadores de relumbrón con los que aspirar a cumplir su mayor deseo: hacer del Chelsea un nuevo campeón de Europa. Sin embargo, su faraónico plan se fue desmoronando progresivamente al comprobar que de los cracks fichados, en la mayoría de casos, apenas quedaba el nombre en su ficha. Fue el caso de Ballack o Deco, que aún ofreciendo un nivel óptimo en algunas fases de la temporada, nunca alcanzaron el juego que habían lucido en etapas anteriores.

Joe Cole y Malouda son una excepción. Ambos ofrecieron una dilatada trayectoria en la plantilla 'blue'. Al centrocampista inglés le acompaña, sin embargo, la etiqueta de haber quedado siempre a la sombra de Frank Lampard tras su llegada, procedentes ambos del West Ham, donde Cole, con la ausencia de 'Frankie', había desbordado todas las expectativas. En el caso de Malouda, en cambio, el volante francés rayó a un gran nivel en sus primeras campañas, mientras que en la actualidad se evidencia un estancamiento importante de su juego que le han hecho perder el favor de la grada.

Las calabazas y los últimos bandazos de Abramovich

Varias decepciones en materia de fichajes frustrados como el siempre deseado Steven Gerrard -fuertemente vinculado al Chelsea varias temporadas- y el croata del Tottenham Luka Modric -que estuvo muy cerca de aterrizar en Stamford Bridge el pasado verano- y la ausencia de un 'plan B' dejaron al conjunto 'blue' con lo puesto, revalorizando aún más el papel de la vieja guardia, comandada por Essien y Lampard.

El fichaje de Benayoun fue un complemento de fondo de armario que rápidamente fue enviado al cajón de los trastos tras una única temporada en el club -actualmente está cedido en el Arsenal-, mientras que la esperanza tiene nombre y apellidos: Raul Meireles. El portugués es uno de los pocos brotes salubres que crece entre las malas hierbas que acumula el mediocampo 'blue' en las últimas temporadas, al adquirir una herencia muy poco cuidada por Abramovich.

Del 'keniata azul' a la nueva hornada

Otro de los últimos fichajes, en este caso de 2010, el brasileño Ramires, ha servido para oxigenar al mediocampo 'blue' y permitir que los más veteranos pudieran dosificar sus minutos. Sin embargo, a Ramires le delata su sobrenombre. Apodado 'el keniata azul' por su envidiable condición física y por su paso por el Cruzeiro -cuya equipación es azul-, el brasileño ve lastrada sus aspiraciones de llegada a la meta rival por la exigencia de cumplir en labores defensivas. No en vano, se trata de uno de los integrantes de la selección brasileña más rácana que se recuerda en años, con la que formó un mediocampo carente de magia en el pasado Mundial de Sudáfrica, siempre a la sombra del tosco Felipe Melo que acaparó portadas por sus despropósitos. 

En el otro lado de la balanza convive la nueva hornada, liderada por Oriol Romeu y Josh McEachran. El exazulgrana contó con muchos minutos a principio de temporada pero poco a poco su presencia se fue diluyendo sin poder recuperar protagonismo ni siquiera con la salida de Villas-Boas. El de Ulldecona tampoco tiene, eso sí, motivos para quejarse. Un simple vistazo a la cantera 'blue' sirve para comprobar que los más jóvenes no van precisamente sobrados de oportunidades. El mayor ejemplo es Josh McEachran. Considerado una de las mayores perlas de Inglaterra, el talentoso centrocampista debió apostar por una cesión al Swansea en el pasado mercado invernal ante la alarmante falta de oportunidades.

A la espera de dar un golpe maestro en el mercado de fichajes, tras encadenar numerosos 'gatillazos', Abramovich debe confiar en este final de temporada la suerte de su Chelsea a la vieja guardia. Lampard -progresivamente relegado a labores más defensivas a pesar de conservar su enorme pegada- y Essien -muy mermado físicamente- parecen predestinados a ejercer de centuriones para preservar el mediocampo de 'The Roman Empire'. Únicamente Juan Mata, considerado delantero, parece haberse ganado el derecho de eludir las obligaciones de la guardia pretoriana 'blue' para generar las vías de enlace del centro del campo del Chelsea con los Drogba, Torres, Sturridge y compañía.