El desplegable de Zubizarreta

El Barça del futuro: Los cracks de La Masía

La Masia es la envidia mundial. La irrupción de cracks procedentes de las categorías inferiores no tiene fin

Los cracks de La Masía

Los cracks de La Masía / sport

Tomàs Andreu

Cada vez que Andoni Zubizarreta y su equipo de trabajo hacen referencia al proyecto deportivo de futuro del FC Barcelona, dos conceptos entran en escena de forma inmediata: el desplegable de la cantera y su línea de sucesión. Un modelo de éxito contrastado que requiere de un mimo especial para garantizar de forma periódica la irrupción de nuevos cracks capaces de abastecer a la primera plantilla de efectivos y contribuir de forma decisiva a cuadrar los balances económicos. A más cantera, menor gasto en fichajes.

La irrupción de los Munir, Sandro y compañía no es fruto de la casualidad, de la improvisación y ni tan siquiera de la genialidad del entrenador de turno. Nadie quiere señalar nombres ni fijar el punto de mira sobre nadie para evitar la exposición pública de las promesas más incipientes, pero los diferentes técnicos del fútbol formativo consideran que no menos de 20 jugadores del fútbol base apuntan a la cima. Un escrutinio que abarca desde la categoría cadete hasta el filial.

Preocupación defensiva

Los principales quebraderos de cabeza se centran en todo aquello que hace referencia al sistema defensivo. En los últimos años, el club ha invertido muchos esfuerzos en buscar porteros y zagueros con opciones de dar el salto al primer equipo en un futuro no lejano.

Los resultados más visibles apuntan a Masip en la portería. Tras él, el abanico de metas es amplio y la competencia feroz, pero el camerunés Onana, al frente del juvenil A, destaca por sus cualidades felinas. En La Masia también advierten de la proyección de Iñaki Peña en el cadete.

La línea de cuatro obliga a exprimir todos los recursos. La reconversión de Dani Moré y la llegada de Julen Arellano dan respiro a los laterales del futuro mientras que en el eje de la zaga no se contempla una apuesta decidida. Los problemas de centímetros en unos casos e irregularidad en otros despiertan dudas. Rodrigo Tarín o Quintillà deben abordar un nuevo salto de calidad.

Fábrica de talentos

La Masia es una fábrica inagotable de talentos en el centro del campo. Casi se puede hablar de overbooking en algunas demarcaciones. Samper, en el Barça B, está destinado a dar el salto en un corto plazo de tiempo, pero tras él Oriol Busquets quema etapas a una velocidad vertiginosa. Y, por si fuera poco, el club ha incorporado al cadete Jandro Orellana, una de las grandes joyas del Espanyol. En bandas, Kaptoum ya ha debutado como titular esta temporada en el Barça B mientras que por la izquierda, se ha invertido en la llegada del croata Halilovic y el ruso Natcho, procedente del Druzhba Maykop. Desde abajo, Ayoub tiene que marcar diferencias en el juvenil y Alenyà hacer lo propio en el cadete.

El Barça está acostumbrado a reforzarse en ataque con las grandes estrellas mundiales. Sin embargo, futbolistas como Munir o Sandro han demostrado que la cantera también es un excelente vivero de goleadores. La potencia de Adama y la velocidad de Moha o Carles Pérez completan el abanico de posibilidades a muy corto plazo.

Y todo este elenco de nombres debe convivir con otra realidad que sobrevuela la Ciutat Esportiva. El equipo que más admiración despierta en estos momentos no es otro que el Infantil A. Se asegura que la nueva hornada también puede marcar una época. La lista de futbolistas con proyección hacia el primer equipo es interminable.

La única sombra apunta a los grandes clubs ingleses y sus mareantes ofertas económicas, que ya han provocado más de una baja no deseada. Fugas inevitables que no han alterado la política económica común en los contratos del fútbol base. El proyecto deportivo no contempla excepciones en sus filas.