El Barça cierra la Liga con una remontada de consolación

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Una remontada entretenida pero infructuosa cerró la Liga en el Camp Nou: el empujón final del Barça ante el Eibar sirvió para apaciguar la ola de melancolía que se había apoderado del estadio blaugrana durante buena parte del partido, a medida que el Real Madrid caminaba hacia el alirón y el Eibar amenazaba con estropear la tarde con sus goles.

El último partido de Liga fue el mejor resumen del campeonato del Barça: irregular y con altibajos, un equipo de momentos, capaz de ponerse 0-2 ante el Eibar y de remontar en un arranque de orgullo y rabia después de desperdiciar decenas de ocasiones de gol.

Así cierra el Barça la Liga, con una sensación de oportunidad perdida, de no haber sabido explotar del todo las virtudes de una plantilla diseñada para aspirar a todo y a la que solo le queda el consuelo de la final de la Copa del Rey, el próximo sábado ante el Alavés.  

Frente al Eibar, el Barça jugó con más voluntad que cabeza: el equipo falló todo lo imaginable: ocasiones claras y clarísimas, incluso un penalti ejecutado por Messi a falta de 20 minutos para el final, antes de firmar una remontada honrosa en la despedida de Luis Enrique del Camp Nou, con cuatro goles en una segunda parte muy intensa.   

el peor arranque posible

Pero el Barça arrancó en un tono demasiado bajo, que se acentuó cuando llegaron las primeras noticias de Málaga: había marcado el Madrid en el primer minuto de juego y el gol de Cristiano anestesió a la grada y redujo al mínimo las revoluciones del Barça.

El juego del equipo no acababa de fluir: costaba encontrar a Messi, cabizbajo y desubicado al principio. Neymar intentaba hacer la guerra por su cuenta, pero sin encontrar combinaciones. Y Suárez, siempre dispuesto a desplegar un esfuerzo innegociable, no encontraba puerta ni siquiera cuando la defensa del Eibar le regaló un gol medio hecho. 

un eibar serio y ambicioso

Enfrente, el Eibar jugó con seriedad, solidez y ambición: bien plantados en el campo, los jugadores de Mendilibar no se dedicaron solo a defender. Una progresión de Capa por la banda derecha acabó con un centro al segundo palo que encontró rematador: apareció el japonés Inui para batir a Ter Stegen ante la pasividad de la defensa del Barça, que no encontraba respuestas para frenar el juego directo del Eibar.

Con todo en contra, por debajo en el marcador y sabiendo que el Madrid ya ganaba, el Barça intentó ponerse manos a la obra. Pero a los interiores les costaba encontrar a los delanteros. El equipo volcó casi todo su juego por la banda izquierda, con Neymar y Alba más activos que Sergi Roberto  por el otro costado.

Pero el Barça sufrió más de la cuenta en defensa: fueron errores de coordinación, más que fallos individuales o de salida de balón. El Eibar supo filtrarse entre Marlon y Umtiti, los dos centrales titulares, para poner en apuros a Ter Stegen.

Messi como síntoma

El termómetro del Barça fue Messi: con el argentino incómodo y bien tapado por rivales, el equipo no encontraba fluidez ni se sentía cómodo. Jugaba a trompicones el Barça, coleccionando ocasiones de gol de vez en cuando, pero sin continuidad ni confianza, en un partido crepuscular, propio de un insulso final de curso.

Ni siquiera Suárez, el más combativo del equipo, era capaz de batir a Yoel: el uruguayo volvió a disponer de un mano a mano ante el meta del Eibar que también desperdició, como si estuviese preso de una extraña maldición. 

El equipo vasco estuvo a punto de irse al descanso con 0-2, pero Rubén Peña, con todo a favor tras un disparo de Inui, envió el balón fuera. 

En la reanudación, Luis Enrique prescindió de Sergi Roberto para dar entrada a André Gomes como lateral derecho, circunstancia que abona el debate sobre quién ocupará esa posición en la final de la Copa del Rey, ya que Sergi Roberto está sancionado para medirse al Alavés.

Una segunda parte frenética

En la segunda parte, el Barça intentó ponerle más intensidad al partido. Pero falló el fútbol y sobre todo, la puntería: Messi falló uno de esos goles que parecen imposibles de fallar, después de que Luis Suárez le dejase solo frente a Yoel. El argentino falló y se quedó mirando al suelo, buscando respuestas a un partido indescifrable.

Más complicadas se pusieron las cosas a la hora de partido, cuando Inui firmó el segundo del Eibar en un remate similar al del primer gol, que también tocó el larguero antes de colarse en la red de Ter Stegen.

Dos minutos después, el Barça empezó a maquillar el marcador: un remate de Neymar al palo lo introdujo Juncà en su propia portería mientras intentaba despejar. 

El gol reactivó al Barça, que buscó la victoria con orgullo, rebelándose ante la crueldad de clausurar la Liga con una derrota. El árbitro, Hernández Hernández, señaló un polémico penalti sobre Jordi Alba,  pero el lanzamiento de Messi desde los once metros lo repelió Yoel.

la resurrección del '10'

Parecía una condena, pero el Barça no desfalleció: entró Alcácer para darle más picante al ataque y el valenciano peinó un córner al primer palo que sirvió para que Suárez rematase a gol en el segundo.

Tras el empate, el Barça dio un paso al frente: se abrió el partido y el Barça merodeó el área de Yoel. El partido volvía a su guión inicial: Neymar fue objeto de un penalti muy claro, que además supuso la expulsión de Capa. Messi pidió el balón y no falló: fue un lanzamiento reivindicativo que sirvió para que el argentino no se fuese casa frustrado como nunca.

Ya por delante, el Barça respiró tranquilo, consciente de que había cumplido con su parte.  El Madrid ganaba cómodamente en Málaga, pero el equipo blaugrana pudo darle una despedida digna a su entrenador. Messi remató el partido en el minuto 92 con un gol de los suyos, tras una excelente cabalgada en el centro de la defensa rival

Fue un consuelo menor: no hubo milagro en el Camp Nou, que se vació antes de tiempo, ni en La Rosaleda, pero al menos el Barça cumplió. Lo hizo sufriendo y a trompicones, con la sensación de que hay mucho por mejorar, pero esos deberes ya formarán parte de la libreta de otro entrenador.